La primera semana de enero llegaron los esperados indicadores macroeconómicos con sustancia. Y como si de los mismos magos de oriente se tratara llenaron de optimismo y esperanza las casas de los inversores, desde los pequeños a los mayores. Unos buenos datos de empleo y unos PMIs peores, pero todavía en la zona de crecimiento, vienen a demostrar que la recesión que se ha descontado en mercados el pasado fin de año no deja de ser una previsión demasiado precipitada. El repunte vivido en las bolsas al final de la semana pasada, en la que por ejemplo el IBEX 35 vivió su mayor subida desde abril de 2017 (+2,52 %), puede suponer una referencia de lo que puede suceder en mercados este año 2019 ante la publicación de datos que sigan apuntando a una economía mundial saludable.
Pero no debemos olvidar que la escalada de convulsión vivida en mercados el pasado año 2018 ha dejado una deriva emocional en los inversores preocupante, y que va a suponer que la volatilidad y las dudas las sigamos encontrando por el camino de este año 2019.
No nos libraremos de que los mercados se muevan a impulso de titulares sobre todo teniendo abierto el frente de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China y el de la resolución del Brexit. Precisamente esta semana se inicia una de las rondas de negociaciones entre las dos grandes potencias económicas mundiales. Todo apunta a un tono muy constructivo en el planteamiento de posiciones en esta negociación, vistas las repercusiones negativas que está suponiendo para ambas economías la escalada de las tensiones arancelarias del pasado año. Es fundamental que se cierre un adecuado acuerdo comercial para que vuelva la estabilidad y que los agentes económicos recuperen la confianza que flaqueo en la segunda parte del pasado año.
Esta semana conoceremos las actas de la última reunión de la FED y del BCE. También tendremos a final de semana declaraciones del presidente de la FED, Jerome Powell. Los mensajes de flexibilidad en las políticas monetarias de las últimas semanas de ambos bancos centrales han supuesto un alivio, especialmente en el caso de la autoridad monetaria estadounidense. El acompasar la política de tipos con la valoración de los acontecimientos y datos macros más inmediatos vuelven a suponer un soporte para los inversores, a diferencia de la amenaza en que se había convertido la rígida política de subida de tipos transmitida meses atrás por la FED.
El cierre de la semana vendrá marcado por el dato de inflación en EE.UU. que se espera sea contenido y se sitúe en el 1,90 %, tres décimas menos que el del mes anterior. Esto supondrá también una mayor contención en las subidas de tipos que podamos ver este año.