El próximo viernes se dará a conocer la decisión de política monetaria. La caída de la actividad económica en el segundo trimestre del año (-0.75% t/t) y la revisión a la baja del primer trimestre (0.0% t/t) sugieren que el crecimiento este año podría estar incluso por debajo del rango de pronóstico de Banxico de entre 2-3%. Dado el consecuente aumento en la holgura de la economía, no se prevén presiones de demanda. La inflación anual se mantiene en 3.5%, mientras que la inflación subyacente ha alcanzado su mínimo histórico, 2.38%. Estas condiciones dan espacio al banco central para un recorte en la tasa de fondeo, sin embargo, el incremento en la volatilidad de los mercados financieros y la perspectiva de un mejor segundo semestre en actividad podrían limitar una decisión en este sentido.
En el último mes la posible reducción en la velocidad de compra de activos por parte de la FED y las tensiones geopolíticas en medio oriente han influido en una depreciación cambiaria de alrededor de 4.5%, además de una caída en la tenencia de valores gubernamentales de corto plazo. En suma, se mantiene la perspectiva de recorte de la tasa monetaria para la próxima reunión basada en el importante deterioro de la actividad, y la caída de la inflación. No obstante, la incertidumbre sobre el resultado de la próxima reunión de la FED, el desempeño económico en el segundo semestre, y una eventual intervención por parte de EEUU en Siria podrían evitar un recorte en septiembre. En un entorno de incertidumbre, bajo crecimiento e inflación el próximo comunicado debiera mantener un tono relajado