El Banco Central Europeo indicó el jueves que podría reactivar sus compras de bonos de gobiernos de la zona euro para reducir los disparados costos de endeudamiento de España e Italia, pero las condiciones que fijó para hacerlo y la oposición de Alemania dejaron decepcionados a los mercados.
En el último movimiento para contener la crisis que azota a la zona euro, el presidente del BCE, Mario Draghi, indicó que ninguna intervención se produciría antes de septiembre y dijo que los gobiernos debían activar primero los fondos de rescate para sumarse al banco en la compra de bonos.
“El Consejo de Gobierno (…) podría realizar operaciones directas en el mercado abierto de un tamaño adecuado para alcanzar su objetivo”, dijo Draghi en la conferencia de prensa posterior al encuentro mensual del banco.
El BCE mantuvo las tasas de interés de la zona euro en un mínimo récord de 0,75 por ciento, pero Draghi reconoció que se debatió una rebaja en medio de señales que indican que la recesión en los países periféricos se está expandiendo a las economías centrales.
Un sondeo de Reuters realizado entre casi 50 economistas después de que Draghi habló reveló que la mayoría de los consultados esperan que el BCE comience a comprar bonos españoles e italianos en septiembre y que baje las tasas a un 0,50 por ciento
Draghi estaba bajo intensa presión de los inversores, los líderes europeos e incluso Estados Unidos para que el jueves cumpliera su promesa de hacer todo lo que fuera necesario para salvar al euro al bajar los altos costos de endeudamiento y arreglar la crisis de deuda.
Sin embargo, los mercados quedaron decepcionados, lo que se reflejó en una caída del euro y en un alza de los rendimientos de los bonos de España e Italia.
“Es bastante decepcionante. Hay falta de acción, básicamente ha pasado la posta nuevamente a los políticos”, dijo Ioan Smith, estratega de Knight Capital.
El banco ya ha gastado 210.000 millones de euros en compras de bonos bajo su ahora desactivado Programa de Mercados de Valores (SMP, por sus siglas en inglés) desde mayo del 2010, con impacto limitado, pero Draghi dijo que el nuevo esfuerzo sería diferente en alcance y condicionalidad.
Cualquier nueva medida del BCE depende de que los gobiernos de la zona euro usen primero sus fondos de los rescates MEDE y FEEF, sostuvo.
“Los gobiernos deben estar listos para activar el MEDE/FEEF en el mercado de bonos cuando existan circunstancias excepcionales del mercado financiero y riesgos para la estabilidad financiera”, dijo.
El primer ministro italiano, Mario Monti, y su par español, Mariano Rajoy, evitaron decir si pedirán ayuda a la Unión Europea para reducir sus costos de financiación.
Draghi explicó que tres comités trabajarían ahora para definir el método de intervención y que la decisión sobre actuar se tomaría posteriormente.
Otros países, especialmente Estados Unidos, han elevado la presión para que el BCE actúe en momentos en que la crisis de la zona euro, que ya lleva dos años y medio, empieza a pesar sobre la expansión global.
El miércoles, la Reserva Federal estadounidense enfrió las esperanzas de algunos inversores al no tomar nuevas medidas en forma inmediata para resucitar la economía.
Desde Washington, el Fondo Monetario Internacional dio la bienvenida a los anuncios del BCE.
“Tal como hemos enfatizado, la política monetaria por sí sola no puede resolver los problemas que enfrenta la zona euro. Sin embargo, un nuevo estímulo monetario y medidas convencionales suavizarían las tensiones, mientras se implementan otras políticas”, declaró un funcionario del FMI.
El BCE está restringido por las leyes europeas, que prohíben que financie directamente a los gobiernos. Draghi dijo que una opinión legal había descartado dar al fondo de rescate permanente una licencia bancaria.
Además, debe lograr la aprobación de Alemania, la mayor economía europea y el principal contribuyente de la zona euro.
Draghi dijo que todos los miembros del Consejo de Gobierno apoyaron el comunicado del jueves, aunque con una excepción, y dio el inusual paso de nombrar al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, como el responsable del voto disidente.
“Es claro y es sabido que el Bundesbank tiene sus reservas sobre el programa de compra de bonos. La idea es que ahora tenemos una directiva, el comité de política monetaria, el comité de riesgo y de mercados trabajarán sobre esto y luego tomaremos una decisión final y se contarán los votos”, dijo.
Algunos consejeros que en el pasado han votado con Weidmann, como los responsables de los bancos centrales de Holanda y Luxemburgo, esta vez no se pusieron de su lado, lo que sugiere que el Bundesbank podría estar aislado.