Diciembre, mes de fortaleza por antonomasia para los mercados bursátiles, podría tener en los bancos centrales su talón de Aquiles este 2015 si, en contra de lo que el mercado pronostica, sus decisiones se mueven hacia otros derroteros. Y es que tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal celebran estos días sus últimas reuniones del año, dos acontecimientos que los inversores han marcado en su calendario con grandes esperanzas de cambio y que, de no producirse, podrían dar al traste con el siempre festejado “rally navideño”.
La primera cita llegará el próximo jueves, cuando Mario Draghi y los suyos anunciarán nueva decisión. En este caso, las informaciones especulan con la aprobación de nuevas medidas de estímulo para apuntalar la economía de la Eurozona, entre las que se incluirían unaampliación del programa de compra de bonos o la aplicación de multas a aquellas entidades que dejen efectivo con el BCE. Desde Barclays (L:BARC) afirman que si las condiciones monetarias y financieras de la región han mejorado ha sido precisamente por la depreciación del euro derivada de esta creencia, unida a la de que la Fed elevará sus tipos de interés antes de que finalice el año.
“En la reunión del próximo jueves, esperamos un recorte en la tasa de depósito de 10 puntos básicos y una ampliación de la QE, así como algunos cambios en los parámetros. Y de lo que especula el mercado, creemos que es más probable que el BCE se plantee la opción de aplicar una tasa de dos niveles a los bancos que depositen dinero en el BCE que la opción de comprar paquetes de préstamos con riesgo de impago”, sostienen desde Barclays.
Ante un escenario tan descontado, las especulaciones han puesto el listón incluso más alto. Reuters afirmaba recientemente la posibilidad de nuevas medidas, como las que nos comenta Barclays. La opción de aplicar la tasa de dos niveles mencionada relajaría el impacto de otro recorte en los márgenes de beneficio de los bancos, aunque una rebaja del 10% en la tasa de depósito no es un movimiento tan radical como para necesitar del otro cambio:
“Incrementaría el coste anual de los depósitos en unos 500 millones de euros, lo que representa el 0,02% de su balance de cuentas. Un impacto que quedaría más que compensado por el impacto positive de la economía y las consecuencias de la actividad bancaria. Eso sí, quizás sea una decisión que deban valorar si planean reducir la tasa de depósito más de un 10%. No es algo que valoremos para esta reunión, pero sí quizás entrados en 2016, sobre todo si la inflación continúa decepcionando”.
En cuanto a la opción de comprar paquetes de préstamos con riesgo de impago, aprobar algo así implicaría que el BCE cargara con el riesgo de crédito en su balance de cuentas.
“La alternativa podría ser la de agilizar el programa de compra de ABS (valores respaldados por activos), lo que permitiría aliviar los balances de cuentas bancarios y permitir más préstamos. Pero esa opción solo podría contemplarse a medio plazo, y condicionado al éxito de las medidas presentadas por la Comisión Europea como parte del lanzamiento de una unión de mercado de capitales más simple, transparente y armonizada”.