Tras el fulgurante comienzo del año en los mercados de acciones y bonos, ha vuelto un momento de risk off que incomoda a muchos inversores que comenzaban a relajarse tras los sustos de finales de 2018. Los dislates de Trump, la intensificación del sentimiento de final de ciclo y las exigentes valoraciones de muchos valores (especialmente en EE.UU. y en el sector tecnológico), han provocado durante el mes de mayo caídas del -5% al -8% en los principales índices bursátiles mundiales. De ahí que muchos inversores hayan renovado la búsqueda de rentabilidad en activos de comportamiento más previsible y, a la vez, con retornos más elevados que los bajísimos tipos de interés actuales del Euro. Y aquí encontramos los bonos emitidos por empresas de países del Norte de Europa cuyo mercado resumiré en cuatro puntos.
¿Qué países estamos considerando y por qué?
Se trata de los escandinavos Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia. Son países con economías sólidas y transparentes, divisas estables (sólo Finlandia está en el Euro) y sistemas bancarios bien asentados y solventes. Su estabilidad política, su vocación exportadora y la riqueza de recursos naturales fortalecen estas economías y sustentan la robustez de su tejido empresarial.
¿Qué diferencia tienen esas emisiones con respecto a otras en la Eurozona?
Buena parte de las emisiones de renta fija de empresas de los citados países escandinavos carecen de rating (calificación crediticia), hecho que les lleva a ofrecer entre 0,5% y 1,5% de rentabilidad adicional respecto a sus equivalentes europeas. Lo anterior no significa que no se considere la calidad crediticia de los emisores, sino que los inversores atienden a un rating real, basado en datos objetivos de las corporaciones, y no al oficial que podrían obtener.
Las empresas nórdicas siempre se han apoyado en la financiación regional procedente de sus instituciones y ahorradores, lo que les ha permitido financiarse sin el apoyo de las agencias internacionales de calificación y dotar a sus emisiones de bonos de una volatilidad menor que las de sus homólogos europeos. Todo ello les ha conducido a batir recurrentemente la rentabilidad media ofrecida por los índices de renta fija tradicionales de la Eurozona, tanto en investment grade (grado de inversión) como en hih yield (bonos de alto rendimiento).
¿Es un mercado seguro?
Además del favorable entorno descrito, el mercado de renta fija de empresas de estos países tiene ya el tamaño y relevancia suficientes para aportar liquidez y transparencia en los datos financieros de sus emisores, a lo que también ayuda la circunstancia de que gran parte de las empresas emisoras estén cotizando en Bolsa. De hecho, las tasas de default (impago) por parte de estos emisores han permanecido históricamente en niveles muy bajos (por debajo del 2%).
La accesibilidad a los equipos directivos de estas empresas es también un elemento que incrementa la confianza en la información y la convicción de la inversión. Finalmente, la tenencia mayoritaria por inversores institucionales locales y la ausencia de índices en los que se ancle la gestión pasiva de renta fija, facilitan también esa menor volatilidad y les ayuda a transitar mejor por las situaciones de estrés del mercado de renta fija global.
¿Cómo acceder a este mercado?
La mejor manera de acceder a este mercado es a través de la inversión colectiva vía fondos de inversión gestionados por gestoras locales. La gestora nórdica más conocida y de mayor tamaño es Nordea (ST:NDASE), aunque quizás la más especializada en este tipo de activo es la finlandesa Evli, ambas con representación en España y distribución a través de plataformas. Una correcta selección del producto financiero con exposición a estos bonos es aquí también indispensable para invertir alineados con el nivel de riesgo deseado, tanto por la calidad de los emisores (buen filtrado de compañías en función de flujos de caja positivos y del nivel de apalancamiento) como por el plazo medio hasta vencimiento de los bonos en cartera.
Como colofón, el seguimiento de criterios ASG (la mayoría de compañías emisoras de bonos nórdicos incorporan en su gestión criterios ambientales, sociales y de buen gobierno y cumplen con los principios del Pacto Global de Naciones Unidas sobre derechos humanos, corrupción, etc.) y la inexistencia de benchmarks o referencias de gestión que encorseten las carteras, convierten a esta alternativa de inversión en un oasis de rentabilidad en el desierto de tipos a cero que vamos a seguir atravesando durante bastante tiempo.