Pasan los días y la estabilidad del mercado parece coger consistencia. La mejor señal de ello, además de no tener caídas descontroladas y carentes de sentido, más allá de la expectativa o del sentimiento, es que tampoco tenemos subidas escandalosas, propicias para la entrada de caza gangas, nada potable para los mercados. Sin olvidar de donde venimos (yo lo tengo grabado a fuego), lo cierto es que las vibraciones son otras y no porque la macro este siendo especialmente benévola, aunque hemos podido ver como algunos datos americanos acompañaron la semana pasada. Por lo tanto, todo lo que sume bienvenido sea, pero insisto que no por ello debemos de olvidar del gripazo que teníamos el mes pasado. Hablando de elementos a los que agarrarse, el jueves tenemos a Draghi que siempre que le toca hablar se le espera con posibles piruetas acrobáticas o nuevos trucos de magia. Recuerdo aún como nos "decepcionó" en diciembre, así que dar cosas obvias y más aún cuando el margen de maniobra que tiene es más limitado me parece un poco osado, sobre todo estando convalecientes.
En la jornada de hoy, el IBEX se ha encontrado en los 8.900 una resistencia con la que contábamos en los análisis previos. También el resto de principales plazas europeas han tenido un comportamiento similar, como el DAX, que se ha topado con los 9.900 o el EUROSTOXX con los 3.055. Todo pinta que pueda superarlo y llegado el caso, el viaje a los 9.000 puntos será casi obligado. Previo a eso, una pequeña toma de beneficios con aproximación a los 8.500 o al menos los 8.600 para cerrar el hueco alcista que se abrió el pasado miércoles (y que de momento ha servido de soporte), serían saludables en pro de un escenario continuista en la estabilización y en las subidas. Por abajo tenemos la referencia de los 8.222 como el último de los mínimos de corto plazo, un corto plazo cargado de señales que invitan al optimismo.