Los mercados de valores europeos y estadounidenses cerraron AYER al alza, en lo que es su segundo día de fuertes avances tras dos semanas de elevada volatilidad en las que, como señalábamos en nuestro comentario del lunes, los principales índices de estos mercados han cedido una parte importante de sus ganancias anuales, especialmente los europeos. Señalar que AYER fueron las expectativas sobre nuevos estímulos y las noticias sobre la “buena marcha” de las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China, buena marcha que, si no pasa nada extraño en los próximos días, dará lugar a una segunda ronda de negociaciones en septiembre entre las delegaciones comerciales de ambos países, los factores que animaron a los inversores a apostar nuevamente por activos de riesgo. En ese sentido, señalar que mientras las bolsas subían con fuerza, los precios de los bonos cedieron tanto en los mercados europeos como en los estadounidenses, propiciando un repunte de sus rentabilidades.
Así, la noticia de que el Banco Popular de China (PBOC) había optado por reformar el mecanismo utilizado para establecer la tasa preferencial de préstamos (LPR) a partir de este mes, lo que fue interpretado como un intento de reducir los costes financieros a las empresas, y las declaraciones del pasado domingo del ministro de Finanzas de Alemania, Olaf Scholz, en las que señaló que su país tiene margen fiscal para contrarrestar cualquier crisis económica "con toda su fuerza" -se especula con la posibilidad del que el Gobierno de Alemania utilice unos 50.000 millones de euros de su margen fiscal para intentar impulsar la economía del país que, como señaló AYER el Bundesbank en su boletín de agosto, está a punto de entrar en recesión técnica (dos trimestre seguidos de crecimiento negativo)- fueron dos de los factores que sirvieron para mejorar, al menos de momento, el sentimiento de los inversores. Además, AYER, y tal y como se esperaba, la Administración estadounidense renovó por tres meses la autorización para que las empresas del país puedan seguir vendiendo su tecnología a la multinacional china Huawei, en un claro gesto de buena voluntad dirigido al Gobierno de China.
Por tanto, todo se puso AYER de cara para los inversores, que apostaron claramente por los activos de mayor riesgo, incrementando posiciones en los valores de corte más cíclico como los de la energía, los tecnológicos o los de las materias primas minerales, mientras los de corte más defensivo como las utilidades, los de alimentación o las inmobiliarias patrimonialistas quedaban algo más rezagados. No obstante, cabe señalar que los volúmenes de contratación fueron AYER muy bajos en las plazas europeas, algo normal en estas fechas, bajo volumen que suele ir de la mano de un incremento de la volatilidad en los precios de muchos valores.
HOY, y tras dos sesiones de fuertes alzas en las bolsas europeas, esperamos que los principales índices de estos mercados abran planos, sin un rumbo fijo, a la espera de conocer MAÑANA el contenido de las actas de la última reunión del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC), en las que se espera confirmar que en el seno del mismo coexisten opiniones muy contrarias en lo que hace referencia los principales parámetros de la política monetaria que debe adoptar la institución.
No obstante, y como señalamos AYER, la gran cita de la semana será la intervención del presidente de la Fed, Jerome Powell, que AYER volvió a recibir un duro ataque por parte del presidente Trump -ver sección de Economía y Mercados-, en el simposio que organiza anualmente la Reserva Federal de Kansas en Jackson Hole (Wyoming). Powell se enfrenta a una difícil papeleta con Trump y los mercados “exigiendo” nuevas bajadas de tipos mientras la economía estadounidense se sigue mostrando sólida. Además, Powell puede ser rehén de sus declaraciones tras la última reunión del FOMC, en las que afirmó que la bajada de 25 puntos básicos de los tipos de interés de referencia llevada a cabo en la misma era sólo un pequeño ajuste de mitad de ciclo y no suponía un cambio de tendencia en la política monetaria de la Fed, dando a entender que, de momento, no habría nuevas bajadas de tipos. El problema es que, desde entonces, hace sólo tres semanas, las cosas han cambiado mucho, con Alemania a punto de entrar en recesión y la economía china claramente en fase de desaceleración. Además, la volatilidad de los mercados de valores se ha disparado al alza con los inversores refugiándose en los bonos, lo que ha provocado fuertes caídas de sus rentabilidades y la inversión puntual de la curva de tipos estadounidense, algo que suele adelantar una futura recesión. Por tanto, Powell deberá “hilar muy fino” el viernes si no quiere “defraudar” y provocar una nueva “tormenta” en los mercados financieros mundiales.