Claras caídas de las bolsas europeas desde la apertura, que no obstante, se están haciendo menores a medida que avanza la sesión, por un lado, y por el otro, podrían ser mucho mayores atendiendo a los factores que tenemos sobre la mesa.
Baste decir, antes de analizar las causas, que ayer Wall Street tuvo su peor día desde el mes de octubre, y que el Nikkei ha caído más de un 2%.
Circunstancias que chocan bastante con el hecho de que Europa, tradicionalmente más vulnerable, está descendiendo ahora mismo poco más de medio punto. Llama la atención la caída inferior del Ibex 35, erigido desde hace semanas como el selectivo más fuerte de Europa.
Todo empezó ayer. Los parqués europeos llegaron a subir con fuerza, registrando avances cercanos al 1%. Sin embargo, el cierre fue negativo.
El Dow Jones terminó dejándose un 1,14%, el S&P500, un 1,24%, y el Nasdaq, nada menos que un 1,83%.
La Bolsa estadounidense, que lleva sin subir desde el 1 de marzo, en un movimiento de consolidación, acusó ayer mucho los males que viene acumulando.
Principalmente, los inversores realizaron un acto de escepticismo con las políticas anunciadas por Donald Trump, que sigue sin anunciar ningún detalle sobre el cacareado programa de rebaja fiscal, o del plan de inversión en obra pública. Lo que sí es más explícito es la hostilidad con la que Trump está tratando a los políticos de su propio partido en relación a la abolición del “Obamacare”, tarea que está contando con bastantes detractores republicanos.
Además, la investigación del FBI sobre la influencia de Rusia en la campaña electoral de EE.UU. tiene un peligro potencial elevadísimo sobre la renta variable americana.
Por otro lado, los bancos también tuvieron un mal día.
El petróleo volvió a caer, y ya está en mínimos anuales, con el Brent aguantando por poco los 50 $.
A todas estas cuestiones negativas, en Europa añadimos otro factor históricamente negativo: la apreciación del Euro, en máximos anuales en su cambio frente al Dólar.
Además, tenemos noticias negativas en algunos grandes bancos europeos, como Deutsche Bank (DE:DBKGn) (en pleno proceso de ampliación de capital), o en ING (AS:INGA), que cae tras el anuncio de investigación en Holanda.
Los recursos básicos, los propios bancos, las automovilísticas y las industriales están entre las empresas que más caen a esta hora.
En datos macroeconómicos, hemos conocido un buen dato de superávit comercial en Japón, con subida de las exportaciones del 11,3%, y subida también de las importaciones del 1,2%.
Esta tarde en EE. UU. conoceremos el índice del precio de la vivienda de enero a las 14:00h; la venta de viviendas existentes de febrero a las 14:00h; y los inventarios semanales de petróleo a las 15:30h.
En resumen: el exceso de optimismo empieza a pasar, si quiera aún muy superficialmente, cierta factura a Wall Street. Sin embargo, Europa responde con mucha más tranquilidad de la vista en otras ocasiones. Ni la correlación con las plazas estadounidenses, ni la correlación con el petróleo, ni la correlación negativa con las subidas del euro, ni la vulnerabilidad del sector bancario europeo a noticias negativas en algunos de sus representantes, están pasando una gran factura a las bolsas europeas, que siguen aguantando con más fuerza de la que cabría esperar. Especialmente, el Ibex 35.