Hugo Chávez ha pasado, aún antes de haber muerto, al panteón de los líderes latinoamericanos que poseen reconocimiento global tales como Fidel Castro, Ernesto ”Che” Guevara, Juan Domingo Perón o Evita. Líderes políticos que pudieron lograr algo que es admirable en todas las sociedades: colocar a los más pobres y necesitados en el centro de la discusión política, no solo de un país sino de toda una región.
Ello impulsó a que miles de estudiantes, trabajadores y la clase media despertaran luego de décadas de convivir con partidos políticos que no tenían contacto con las realidades de millones de personas, que nunca supieron a quien acudir.
La gente sintió que finalmente alguien estaba a cargo, y es allí donde la historia le da peso propio al Comandante bolivariano.
Este reconocimiento lleno de pasión, estará distorsionado siempre por esa gran polarización que el mismo Hugo Chávez creó.
Esta polarización ha traído inevitables divisiones no sólo en la sociedad sino en su propio partido, que se hicieron cada vez más notorias a medida que se agravó su enfermedad.
Pudimos ver esta situación en vivo y en directo, cuando sus Ministros y el Vicepresidente Maduro no podían ponerse de acuerdo ni siquiera en dar un diagnóstico médico frente al mundo. Chávez estuvo 212 días del último año radicado en Cuba por tratamiento médico. Hasta el día de hoy nadie sabe con certeza de que murió.
Crisis Económica
Con un déficit fiscal cercano al 20% del producto interno bruto (en EEUU es del 7%) y una de las inflaciones más altas del mundo (21% tal vez compitiendo con Argentina), la economía venezolana posee niveles de empleo en donde el Estado Venezolano da trabajo a más de 1.500.000 personas (En EEUU el gobierno Federal tiene 1.200.000 empleados), y en 14 años se han esfumado la inversión y las empresas privadas.
Los “petrostates” como Venezuela rara vez poseen escasez de dólares (denominados comúnmente petrodólares) pero en el caso de Venezuela el dólar que se compra en el mercado paralelo de la calle cuesta unas 4 veces más que el que vende el Gobierno (el oficial es de 6,30 Bolívares Fs. contra 24 Bolívares del Paralelo Fs).
En Venezuela una hamburguesa en McDonalds cuesta unos $11 dólares, una cena romántica para dos personas más de $280 dólares (sin vino) y un Volkswagen Golf unos $45,000 dólares.
El gasto desenfrenado del consumo ha disparado las importaciones y ello la escasez de dólares. Venezuela importa más del 80% de lo que consume y más que nunca depende de la exportación del petróleo. De los 100 Billones de dólares de exportación anual, sólo un 3% es de productos no derivados del petróleo.
Llenar el tanque de gasolina de un auto normal cuesta unos 25 centavos de dólar . El elevado consumo interno de gasolina representa subsidios por unos 21 Billones de dólares anuales (7% del PBI).
Gran parte de la producción petrolera va a China, ya que el gobierno pagó por adelantado obras de infraestructura, satélites y hasta la construcción de un tren de alta velocidad abandonado, con fuertes descuentos en grandes volúmenes de crudo. Otra parte se la envía a Cuba a precios irrisorios y por último una tercera parte del crudo que queda para ser exportado a precios de mercado va a parar a los EEUU (su principal enemigo).
Sin embargo las ventas al “Imperio” se encuentran en los mínimos históricos en 30 años, y las explosiones producidas en refinerías por falta de mantenimiento hoy obligan a Venezuela a importar petróleo (Por cada 10 barriles de crudo que vende debe importar dos barriles de petróleo refinado).
La economía muestra signos de devastación gracias a políticas públicas plagadas de negociados, que hacen que las reservas del país se encuentren en caída libre. Las importaciones son 5 veces mayores que en el año 2003; la escasez de alimentos, medicinas y productos básicos son noticias diarias en el país. Por su parte la producción agrícola y producción de alimentos está en los niveles más bajos. La deuda externa del país trepó de 30 Billones de dólares en el 2003 a más de 200 Billones en el 2012; con un control de cambio, centro neurálgico de un sistema de corrupción digno de estar en los libros Guinness, que se combina con altísima inflación evaporando a los salarios y al ahorro.
De algo estamos seguros: esta fiesta desenfrenada de malas decisiones y endeudamiento la pagará el próximo Presidente.
Crisis Política
Venezuela hoy es un país gobernado por los militares. De los 23 Estados, 12 Gobernadores son ex militares. De los Ministros, la mayoría de ellos participaron del golpe militar encabezado por Chávez en el año 1992 contra un gobierno democrático.
Estos ex oficiales son expertos en este tipo de operaciones, además de conocer muy bien cómo destruir y controlar sistemáticamente a las instituciones convirtiéndolas en un bastión de su partido.
A esto se suma un fuerte control de la inteligencia cubana en Venezuela. Según las cifras del gobierno hay más de 60,000 cubanos en Venezuela. Se habla de unos 10,000 trabajando en el sistema de inteligencia gubernamental. El mismo Vicepresidente Maduro fue seleccionado y entrenado por la inteligencia cubana durante los últimos años. Es increíble como un país con una fuerza armada 6 veces más pequeña que la de Venezuela tenga el control absoluto del Estado venezolano.
De hecho, los viajes a Cuba de los 3 hombres más poderosos: Maduro (Vicepresidente) , Cabello (Presidente de la Asamblea) y Ramírez (Ministro de Energía y Presidente de PDVSA) en las últimas semanas tenían como propósito recibir órdenes del que gobierna en Venezuela: Raúl Castro.
Pero en América Latina, en el siglo XXI , algo parece claro: se toleran gobiernos con rasgos déspotas elegidos por el voto popular pero no se aceptan gobiernos dictatoriales que quieran llegar a través de un golpe de Estado.
Este es el dilema de Raúl Castro, de los ex oficiales golpistas y de los chavistas que están tratando de descifrar como permanecer en el poder.
El país tiene como opción clara a un líder político joven, de apenas 40 años, que ha derrotado en elecciones anteriores a dos Vicepresidentes de Chavez (Jaua y Cabello), y que tiene un claro objetivo: derrotar a un tercero, Nicolás Maduro.
Henrique Capriles ha mostrado tener la fuerza y la capacidad para derrotar al Chavismo. Esto se hace aún más evidente sin la presencia de Hugo Chávez. Con más de 6 millones y medio de votos, el 7 de Octubre de 2012 logró la máxima cantidad de votos obtenidos por la oposición históricamente contra Chávez.
En dicha oportunidad lo hizo contando infinitamente con menores recursos, y aguantando un ataque sistemático a través de un sistema monopólico de medios de comunicación controlado por el Estado.
El Presidente de la Asamblea acorde a la Constitución debe convocar a elecciones que deben realizarse en 30 días. Si esto es respetado hay una gran posibilidad de triunfo de Henrique Capriles sobre Nicolás Maduro.
Nicolás Maduro cometió en estos dos meses algo que el pueblo chavista no le perdonará: les mintió todos los días en cadena nacional acerca de la salud y el estado de su líder máximo. Esto lo hizo hasta el punto de que el pueblo no pudo escuchar la voz de su Presidente por última vez.
Maduro les hizo creer que Chavez volvería y que iba a gobernar nuevamente. Se pueden escuchar las declaraciones de fanáticos de Chavez en todas las cadenas de televisión a lo largo y a lo ancho de Venezuela.
Maduro se tendrá que enfrentar no sólo a los que no lo quieren dentro de su partido; pero también a un pueblo que recibió de Chávez grandes promesas y una carga emocional que le queda demasiado grande a la falta de carisma y capacidad de este ex conductor de autobuses.
Maduro tratará de usar el aparato gubernamental para movilizar al PSUV bajo el lema: ”La oposición mató a Chavez” tratando de establecer en Capriles un objetivo militar a destruir.
Un triunfo de Henrique Capriles sobre el régimen chavista tendría distintos significados, pero el más importante para la región es uno: la virtual desaparición del régimen cubano. Esto lo entienden muy bien tanto la Comunidad Europea como los EEUU.
Actualmente el régimen de Raúl Castro recibe 100,000 barriles de petróleo al día desde Caracas. Esto es más que toda la ayuda dada por la Ex Unión Soviética a los Castro en sus mejores épocas.
El dinero de Chávez ha servido no sólo para mantener el régimen sino para reconstruir puertos, infraestructura y para proyectar nuevas refinerías.
Gran parte del presupuesto cubano depende de Venezuela. De allí la integración, el control y la dependencia del gobierno de Castro. Durante los últimos dos meses que Chávez estuvo en Cuba, casi todos los Presidentes de América Latina visitaron La Habana. Pero no iban exactamente a visitar a Chávez -que estaba en un búnker impenetrable – lo hacían para escuchar los pedidos de Raúl Castro.
Cuba es el último reducto de un régimen dictatorial, y un claro f oco de inspiración para las políticas populistas en América Latina. Los hermanos Castro saben que les queda literalmente “poco combustible”.
En las próximas horas podremos saber qué es lo que quiere el Gobierno de Venezuela.
Esperemos que el camino sea la democracia, las elecciones y el respeto de la Constitución.