Chipre, una economía que representa solo el 0.2% del PIB de la eurozona, se encuentra actualmente tratando de resolver una crisis de deuda que ha puesto en juego tanto la sostenibilidad de su sistema financiero como su participación en la moneda única.
A pesar de haber sido una de las economías que menos sufrió la recesión del 2009, inició un proceso de deterioro del sistema bancario y de las finanzas públicas que lo ha llevado casi al default. La expansión del mercado hipotecario, el rápido crecimiento del crédito y los altos niveles de préstamos a Grecia fueron algunos detonantes de la situación actual.
A diferencia de como ha ocurrido en otros países, donde los gobiernos intervienen y recapitalizan los bancos a cambio de una participación, el debilitamiento de las finanzas públicas, y el gran tamaño del sistema bancario que representa ocho veces su PBI; hace que sea prácticamente imposible que el Estado pueda resolver la situación sin ayuda externa.
Para resolver el escenario desfavorable, el parlamento chipriota otorgó competencias extraordinarias tanto al ministro de Finanzas como a su presidente del Banco Central, con el objetivo de que puedan tomar medidas que salvaguarde los intereses de la economía. Similar a los “súper poderes” otorgados a Domingo Cavallo en Marzo del 2001.
Pero a diferencia de la Argentina, el gobierno chipriota comenzó una larga serie de reuniones con la troika (Comisión Europea, CE; Banco Central Europeo, BCE; y el Fondo Monetario Internacional, FMI) para llegar a un acuerdo que concrete el rescate de la economía de su país.
Entre las idas y vueltas de las reuniones, la desconfianza se incrementaba. Para que los individuos no recurran al banco a retirar sus depósitos, lo que traería aparejado el colapso del sistema bancario, el Ministerio de Economía implementó una medida bien conocida por los argentinos, restringió el monto de extracción a 100 euros por cajero automático por día.
Finalmente el acuerdo llegó y se reconoció una necesidad financiera de casi 15.800 millones de euros, de los cuales unos 10.000 millones serían para respaldar el sistema bancario y 5.800 millones para cubrir el déficit fiscal. El importe surge a partir de proyectar la sostenibilidad de la deuda alrededor del 100% del PBI hasta el año 2020. Pero veamos la letra chica:
* ChipreDe los 15.800 millones, hasta 10.000 millones de euros será proporcionada por el Mecanismo Europeo de Estabilidad. El resto será solventado por el gobierno chipriota.
* Las autoridades chipriotas deberán firmar en las próximas semanas un acuerdo que prevé reformas estructurales, privatizaciones, subida del impuesto de sociedades y leyes a favor del blanqueo de dinero. Medidas que podrían terminar con el status de paraíso fiscal del país.
* El segundo banco del país, Laiki Bank, será llevado a la quiebra de manera ordenada. Se dividirá entre un banco malo, destinada a desaparecer progresivamente, y un banco bueno, donde se reagruparán los depósitos inferiores a 100.000 euros, que cuentan con una garantía pública en la Unión Europea.
Bank of Cyprus, tomará los depósitos garantizados del Laiki Bank y también sus deudas con el BCE, que ascienden a 9.000 millones de euros.
Para el caso de los depósitos mayores a 100.000 euros, el ministro de economía de Chipre confirmó que la quita aplicada podría rondar el 40%. De esta manera los individuos verían que alrededor del 40% de sus depósitos se convierte en acciones bancarias.
La medida en particular, tiene por objeto reducir de forma considerable el tamaño del sector bancario chipriota, considerado sobredimensionado en relación con la economía de la isla.
* El gobierno deberá aplicar restricciones de movimientos de capitales para evitar su fuga. Consideremos que en la banca chipriota hay aproximadamente 68.000 millones de euros depositados, de los que unos 21.000 millones son de extranjeros.
* Se deberá seguir discutiendo con Rusia acerca de las condiciones de un préstamo de 2.500 millones de euros concedido en 2011, que debe llegar a buen término en 2016.
De esta manera se llega al quinto programa de rescate en la Eurozona desde el estallido de la crisis tras los casos de Grecia, Portugal, Irlanda y la banca española. Una novedad: se ha instaurado la posibilidad de que los ahorristas, simples o pudientes, también pueden ser quienes paguen por los bancos y los Estados en problemas.
Si bien con estas medidas y el rescate internacional se elimina la amenaza de que Chipre se convierta en el primer país en abandonar la Eurozona, es probable que su economía tenga algunos altibajos y necesite apoyo financiero adicional. Con Chipre fuera de la lupa, Eslovenia, Luxemburgo y Malta son los países que continúan en la lista negra de la eurozona.
De igual manera, viendo el recorrido de los bonos argentinos desde el año 2001 a la fecha, tal vez sería bueno comenzar a analizar algunos bonos chipriotas.