Cubrir las posiciones cortas antes de las elecciones estadounidenses

Análisis escrito el 03/11/2020

Finalmente aquí estamos. Hoy debe tener lugar la fase final del rito electoral estadounidense y a altas horas de la noche el gran Mentana, que lleva días calentando los motores para el maratón nocturno, podrá comunicar y comentar las urnas presidenciales a los noctámbulos italianos que se privarán del sueño para esperar al ganador de la carrera. Desafío Trump-Biden.
 
El mecanismo de escrutinio generalmente establece que los estados individuales de EE.UU., a partir de la una de esta noche (hora española), cuando cierran los primeros colegios electorales en la costa atlántica, contarán primero los votos depositados en las urnas y luego, en los días siguientes, los que llegaron por correo.
 
Teóricamente, alrededor de las 5 de la mañana española ya podríamos tener al ganador provisional. Para conseguir el definitivo habrá que esperar quién sabe cuánto, porque este año el número de votaciones "anticipadas", por correo o en las mesas de votación que ya antes de la fatídica fecha del 3 de noviembre permitía depositar la papeleta en las urnas, fue altísima. Casi 100 millones de estadounidenses parecen haber votado temprano para evitar infectarse en el enamoramiento del último día. El propio Trump ya votó hace una semana en Florida, donde estableció la residencia para pagar menos impuestos. Si pensamos que en 2016 el total de votantes fue de 136 millones, los juegos en este momento ya se podrían hacer, pero solo lo sabremos en unos días (ojalá pocos). El recuento de votos dado en persona solo puede darnos indicaciones si Biden prevalece. Por otro lado, es probable que de las encuestas de esta noche Trump tenga una ventaja o un muy mal resultado. En este caso, los mercados tendrán que apostar mañana por la votación anticipada. La opinión de los expertos es que deberían llegar más votos por Biden por correo. ¿Con qué margen? ¿Y estos votos podrán revertir el posible predominio de Trump en las encuestas?
 
Este es el dilema y este es el truco que Trump podría usar para ingresar al bloqueo en la Casa Blanca, negarse a reconocer la victoria de Biden y desafiar la validez del voto por correo.
 
Si Trump sale como un ganador tentativo de las encuestas, creo que lo hará. En este caso, la incertidumbre y la batalla legal en todos los estados que tienen márgenes estrechos para Biden podrían durar varias semanas, con la posible participación de la Corte Suprema. Allí podremos ver si la prisa por nombrar a su simpatizante Barrett para la vacante, con el fin de tener una abrumadora mayoría republicana en la Corte Suprema, será suficiente para que Trump gane en la mesa.
 
Los mercados probablemente sufrirán en la espera.
 
Solo si sale de las urnas un resultado favorable para Biden, Trump no tendrá esperanzas de revertir el resultado electoral y, quejándose del mundo, tendrá que abandonar la Casa Blanca, cerrando el paréntesis en uno de los períodos más controvertidos de la historia de Estados Unidos. La conclusión de estos análisis la revisaremos este jueves en un webinar del Instiuto Español de la Bolsa, abierto a todos quienes se registren en la web.
 
A la espera de la votación de ayer, los índices bursátiles se recuperaron y trataron de pasar página después de la mala última semana de octubre, que, como recordaba ayer, fue la peor desde marzo.
 
Los gráficos de muy corto plazo, por horas, marcaron el logro del exceso bajista (sobreventa) y se crearon divergencias alcistas con el mínimo del viernes y la posterior recuperación parcial. La misma situación ocurrió en el gráfico del petróleo, que la semana pasada incluso rompió un rango de negociación vigente desde principios de septiembre entre $ 36,50 y $ 41,50 el barril. La caída lo llevó a $ 33,65 el viernes pasado. El hecho de que ayer se volviera a probar con éxito ese nivel favoreció el clásico rebote impulsado por el cierre de posiciones cortas. El repunte del petróleo también benefició a los índices bursátiles, que albergan a muchas petroleras maltrechas, que pudieron revivir su día de gloria después de mucho tiempo y contribuir al repunte de los índices. Incluso algunos de los fanáticos de Trump, confiados en la recuperación del gran showman, deben haber apostado por la industria petrolera, un poco atacada por Biden durante la campaña electoral.
 
El contexto de rebote también se vio favorecido por los datos finales del PMI (ISM en EE. UU.) De octubre, unánimemente mejores de lo esperado en China, Europa y EEUU, que revelan cierta confianza de los gestores en la recuperación. Hay que decir que las encuestas sobre la confianza de los directivos se realizaron antes de que se adoptaran en Europa las restricciones de los últimos días y por tanto parecen un poco antiguas. Será interesante ver si los de noviembre mantendrán el optimismo.