Como cada primer viernes de mes, el dato de empleo de Estados Unidos se convierte en el centro de atención de los mercados.
La curva de evolución de este dato se ha mostrado volátil en los primeros meses de 2016. Luego de un 2015 en el que salvo tres meses siempre se crearon más de 200 mil empleos, este año ha mostrado cifras erráticas, con alzas y bajas muy marcadas, y que de alguna forma condicionaron el crecimiento del dólar en algunas oportunidades.
Así como mayo arrojó solo 38 mil nuevos puestos de trabajo, junio mostró los mejores parámetros desde diciembre pasado, con 287 mil nuevas nóminas. Los pronósticos hablan de unos 180 mil para julio.
Si estos análisis previos se cumplen, el informe se convertirá en un mal augurio para el dólar. Si bien es difícil alcanzar la cifra del mes anterior, solo la superación de 200 mil puestos de trabajo creados en el mes es lo que los mercados aprecian como positivo.
La divisa estadounidense se muestra en los días previos no volátil, pero sí con un comportamiento errático y dispar frente a las monedas principales, que parecen estar más pendientes de sus propios bancos centrales que de lo que pase en Estados Unidos.
Cuando esto sucede, y el dólar pierde protagonismo, normalmente tiene poco para ganar y bastante para perder. Esto es, una buena cifra lo ayudará poco; una mala cifra, lo perjudicará en buena forma.
En cuanto a la tasa de desempleo, después de una baja casi insólita al 4,7% en mayo, desde el 5% anterior, volvería a crecer una décima en julio, para quedar cerca de este nivel, es decir al 4.9%. Pero salvo algún salto demasiado llamativo, no suele tener injerencia en el precio del dólar; esto sucedía cuando la tasa rondaba el dramático 10%, en 2009.
Como se ve, pronóstico reservado para el dólar este mes; con la próxima reunión de la Fed muy lejos, la cifra de empleos deberá ser muy contundente como para que sea el inicio de un buen mes para la divisa líder.