A raíz de la incorporación de Christine Lagarde como presidenta del Banco Central Europeo en noviembre de 2019, en la prensa económica que seguimos habitualmente se apuntaba que sus comunicados públicos se mirarán con lupa. Muchos analistas sostienen que los banqueros centrales pueden utilizar sus palabras para influir en los tipos de interés, la economía y los mercados: una herramienta especialmente decisiva en la actualidad si tenemos en cuenta el nivel extremadamente bajo de los tipos de interés en todo el mundo. Por ello los gobernadores de los bancos centrales comparten pronósticos, expectativas, objetivos y el sentido general de la política que esperan aplicar en el futuro próximo. A este intento de sustituir la toma de decisiones por palabras suelen referirse algunos especialistas como orientación de la política monetaria (o con su término en inglés, forward guidance). Según esta estrategia, los anuncios y declaraciones de los bancos centrales son una fuente en la que confiar de cara a predecir sus futuras intervenciones monetarias. Asimismo, se presupone que dichas actuaciones serán eficaces. A nuestro juicio, ambos axiomas parten de fundamentos débiles.
Para que esta política surta efecto, la anticipación de sus futuras decisiones debe influir en las expectativas de los inversores y el público en general. Por ejemplo, tras la crisis financiera global de 2008, la Reserva Federal de los EE.UU. (Fed) se comprometió a mantener los tipos de interés a corto plazo en niveles muy bajos durante una larga temporada con el propósito de incentivar la confianza de los ciudadanos en que serviría como un acicate continuo, elevando las expectativas de crecimiento y la disposición a gastar e invertir. Para los responsables políticos supuso una iniciativa trascendental, ya que en ese momento los tipos se situaban entre el 0% y el 0,25%i. Entonces la Fed no tenía intención de tantear los rendimientos negativos, conque recortarlos aún más no era una opción. El Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo también han recurrido a la orientación de la política monetaria en los últimos años.
En la práctica, creemos que el alcance de la forward guidance tiene sus límites. Por más que sirva para transmitir las intenciones de los bancos centrales de forma transparente, sus comunicados normalmente contienen gran cantidad de jerga financiera, importantes dosis de lenguaje velado y, en general, sofisticado. Un análisis realizado por el Banco de Israel señala que hacen faltan el equivalente a 19 años de formación –incluidos estudios superiores– para descifrar los mensajes del BCEii. ¿Cómo pueden ser tan influyentes si se requiere un máster para entenderlos? Sirvan de ejemplo las declaraciones de Lagarde en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo en diciembre: “Además de aprender alemán, también estoy intentando aprender el lenguaje de un banco central… así que les ruego un poco de paciencia, no sobrentiendan de más mis palabras, si me permiten decirlo así”iii.
Para que la comunicación de un banco central cumpla su propósito, es necesario que el receptor de la misma al menos conozca la materia de la que se está tratando. En EE.UU. se preguntó en una encuesta a los ciudadanos si conocían el objetivo de inflación de la Reserva Federal (2%). Menos de una quinta parte de los entrevistados acertó, mientras que aproximadamente la mitad la situó en un rango de entre el 0% y el 5%. Más elocuente aún es el hecho de que casi dos quintos de la población afirmaran que era del 10% o másiv. Si bien no se trata más que de un estudio, en nuestra opinión estos datos cuestionan si verdaderamente el mensaje de la FED sirve realmente de guía para alguien.
Una investigación reciente del BCE en que se analizaba el interés de los consumidores por los indicadores macroeconómicos reveló que la mayoría no presta atención a los anuncios de los gobernadores de los bancos centrales, y mucho menos que estos modifiquen su comportamientov. Según las conclusiones, apenas alrededor del 25% de los hogares están al tanto de la información económica recientevi. O sea, la mayoría de las familias “no reacciona a las evoluciones más recientes, conque se antoja improbable que cambien mucho su comportamiento ante los anuncios de los bancos centrales, conque esta sería una posible explicación de la limitada eficacia de la orientación de la política monetaria”, sostiene el estudio. Si la gente no escucha, por mucho que lo intente el supervisor bancario, la estrategia fracasará.
Incluso si los mensajes fueran claros y meridianos, seguramente tampoco lograrían mucho. Los expertos suelen atribuir a los gobernadores la capacidad de dictar el destino de los mercados y la economía. La historia, en cambio, demuestra que esta supuesta competencia deja mucho que desear. La última vez que el BCE logró sistemáticamente su objetivo de inflación fue 2006vii. La realidad es que los bancos centrales no son entes omniscientes, no pueden predecir el futuro, así que una manera para intentar dar a conocer sus directrices monetarias es a través de sus proyecciones económicas y sobre los tipos de interés. La Fed, por ejemplo, publica trimestralmente las previsiones de los miembros de su comité, que, en numerosas ocasiones, se equivocan. En diciembre de 2014, la mayoría de los integrantes con derecho a voto señaló que el valor medio del rango objetivo de los tipos de interés interbancarios crecería desde 0 hasta poco más del 1% a finales del año 2015, anticipando cuatro incrementos –de 25 puntos básicos cada unoviii–. Sin embargo, solo lo hizo en una ocasión durante ese añoix. No criticamos a los bancos centrales por equivocarse, al fin y al cabo no conocemos a nadie que pueda predecir el futuro con exactitud, pero sus pobres aciertos históricos son un buen ejemplo de por qué los inversores no deberían automáticamente tomar decisiones en base a sus proyecciones.
En todo caso, tampoco creemos que los inversores tengan que adivinar qué harán los bancos centrales. Los mercados no reaccionan de una forma predeterminada a las rebajas o aumentos de tipos o a cualquier otra intervención. No es más que otro parámetro que afecta al conjunto de la economía. Antes que predecir los movimientos, que puede conducir a errores de inversión, juzgamos más acertado ponderar las decisiones de los bancos centrales una vez la hayan adoptado. Dado que la política monetaria de los bancos centrales normalmente impacta en la economía con una considerable demora, bajo nuestro punto de vista hay tiempo más que suficiente para decidir tranquila y reflexivamente.
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i Fuente: Reserva Federal de EE.UU. a fecha 15/1/2020. El recorte del tipo de interés oficial hasta el 0%-0,25% fue anunciado el 16/12/2008. https://www.federalreserve.gov/newsevents/pressreleases/monetary20081216b.htm
ii “Measuring Communication Quality in the Bank of Israel's Interest Rate Announcements” (‘Estimación de la calidad de las comunicaciones en los anuncios de los tipos de interés del Banco de Israel’), Jonathan Benchimol y Itamar Caspi, Banco de Israel, 24/10/2019. https://www.boi.org.il/en/NewsAndPublications/PressReleases/Pages/24-10-19.aspx
iii “‘Bear With Me,’ New ECB Boss Lagarde Asks Lawmakers” (‘La nueva jefa del BCE les pide «un poco de paciencia» a los responsables políticos’), Reuters, 02/12/2019. https://www.reuters.com/article/us-ecb-policy/bear-with-me-new-ecb-boss-lagarde-urges-lawmakers-idUSKBN1Y61JR
iv “Monetary Policy Communications and Their Effects on Household Inflation Expectations” (‘Las comunicaciones de política monetaria y sus efectos en las expectativas de inflación de los hogares’), Olivier Coibion, Yuriy Gorodnichenko y Michael Weber, enero de 2019. https://eml.berkeley.edu/~ygorodni/CGW_expectations.pdf
v “ECB Study Shows People Don’t Pay Much Attention to Stimulus News” (‘Un estudio del BCE demuestra que la gente no presta mucha atención a las noticias de estímulo’), Paul Gordon, Bloomberg, 12/5/2019. https://www.bloombergquint.com/global-economics/ecb-study-shows-people-don-t-pay-much-attention-to-stimulus-news
viIdem.
vii Fuente: Eurostat a fecha 9/12/2019. Basado en el índice de precios al consumo armonizado de la eurozona, entre enero de 1996 y octubre de 2019.
viii “Economic Projections of Federal Reserve Board Members and Federal Reserve Bank Presidents” (‘Proyecciones económicas de los miembros de la Junta de la Reserva Federal y de los presidentes de los bancos de la Reserva Federal’), Reserva Federal, diciembre de 2014. https://www.federalreserve.gov/monetarypolicy/files/fomcprojtabl20141217.pdf
ix “FOMC Meeting Statement” (‘Declaración de la junta del FOMCS’), Reserva Federal, 16/12/2015. https://www.federalreserve.gov/newsevents/pressreleases/monetary20151216a.htm