La Reserva Federal de Estados Unidos podría lanzar una tercera ronda de compras de bonos esta semana para tratar de rebajar el costo del financiamiento y dar más aliento a una economía que no crece lo suficientemente rápido como para disminuir el desempleo.
Pese a la oposición política y cierto disenso interno, los economistas dijeron que el débil reporte sobre el crecimiento del empleo en agosto probablemente alcance para convencer al banco central estadounidense de que se necesita una política monetaria más flexible.
“La Reserva Federal volverá a aplicar un alivio” monetario, dijo Sung Won Sohn, profesor de economía de la Universidad Estatal de Califorina Channel Islands en Camarillo, California. “Hay mucha gente sin trabajo y la tasa de desempleo es demasiado alta en esta fase de la recuperación económica”, agregó.
La economía solo creó 96.000 puestos de trabajo en agosto, bastante debajo de las expectativas y menos de lo que se necesita para seguir el ritmo del crecimiento poblacional, mostró el viernes un reporte oficial.
Si bien la tasa de desocupación bajó al 8,1 por ciento desde el 8,3 por ciento, eso solo se debió a que muchos estadounidenses abandonaron la búsqueda de trabajo, apuntalando el argumento a favor de más compras de bonos, o flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés).
“Ciertamente es un reporte decepcionante e incrementa la probabilidad de la QE, que ya era razonablemente alta”, dijo David Sloan, economista de 4CAST Ltd.
En comentarios al final del mes pasado, el jefe de la Fed, Ben Bernanke, allanó el terreno para la QE3, al calificar el estancamiento del mercado laboral como “una grave preocupación”.
Como parte de cualquier nueva compra de bonos, muchos economistas creen que la Fed retornará a las compras de deuda vinculada con el mercado inmobiliario a las que recurrió durante la recesión de 2007-2009, quizá comprando una combinación de valores respaldados por hipotecas y bonos del Tesoro estadounidense.
Algunos esperan que las compras de valores vinculados a hipotecas rebajen las tasas hipotecarias y den un impulso adicional a un sector inmobiliario que ha mostrado indicios de vida recientemente, lo que a su vez favorecería la expansión en general.
Pero muchos dudan de que la política monetaria en sí misma sea capaz de brindar mucho impulso a una expansión que en el segundo trimestre registró un pobre ritmo anual de un 1,7 por ciento.
“La QE alentará a las acciones, perjudicará al dólar y hará poco por la economía, pero ¿Qué otra cosa puede hacer una Fed activista?”, dijo Joseph Trevisani, jefe de estrategia de mercados de Worldwide Markets en Woodcliff Lake, Nueva Jersey.
En respuesta a la crisis financiera y la recesión de 2007-2009, la Fed rebajó las tasas de interés a casi el cero por ciento y compró deuda hipotecaria y gubernamental por 2,3 billones de dólares para reducir el costo del crédito y fomentar el crecimiento.
Ahora que la economía global vuelve a frenarse, los bancos centrales de todo el mundo están analizando sus opciones.
La semana pasada, el Banco Central Europeo decidió incursionar en los mercados de deuda para reducir las tasas de interés de las naciones de la zona euro golpeadas por la crisis de deuda, mientras que Gran Bretaña y China también tomaron medidas de estímulo monetario.