Maurice Harari, gestor de carteras de SYZ AM
Los recientes acontecimientos positivos en los planos de la guerra comercial entre China y Estados Unidos y el Brexit, sumados a un consumo interno aún resistente en el universo desarrollado y a unas políticas monetarias acomodaticias, nos lleva a mejorar las perspectivas con respecto al riesgo. Las probabilidades de que se materializara el peor escenario posible se han reducido.
Por otro lado, no creemos que estas cuestiones vayan a resolverse con facilidad a corto plazo. Tampoco se ha producido ningún cambio sustancial en el crecimiento mundial que pueda mejorar la hipótesis general. La valoración se basa, más bien, en que estos acontecimientos reducen considerablemente las probabilidades de que se materialice la peor de las hipótesis.
En un contexto donde el crecimiento mundial continúa siendo positivo, las políticas monetarias son marcadamente acomodaticias, y los tipos se mantienen bajos, se podrían dar las condiciones para un impulso de la predisposición por los activos de riesgo. Más concretamente, podrían ser lo suficientemente buenas como para propiciar un aumento de la demanda de activos y mercados hasta ahora denostados a causa de estos riesgos específicos.
En un entorno de inflación reducida y bancos centrales acomodaticios, la duración aún puede brindar una cobertura útil a las carteras frente a un riesgo de desenlace macroeconómico negativo ligeramente menos probable aunque real al fin y al cabo, pese a lo caras que están actualmente las valoraciones de los bonos. La consecuencia directa del aumento de la predisposición al riesgo fue la disminución continuada del sesgo defensivo implícito en la asignación a la renta variable.
En vista de los niveles extremos de valoración relativa entre mercados y sectores defensivos y cíclicos, buscamos reducir nuestro sesgo defensivo para no quedar a contrapié si se produce una reversión temporal o una corrección del rendimiento relativo causada por un descenso de los temores respecto a la ralentización del crecimiento mundial. Por tanto, hemos revisado al alza la clasificación de la renta variable británica hasta «preferencia leve» y mantenido la exposición a la libra esterlina abierta con un sesgo hacia las medianas capitalizaciones, puesto que este tipo de empresas podrían ser las más beneficiadas por la disipación del riesgo a corto plazo de un Brexit sin acuerdo.
Asimismo, hemos mantenido la clasificación de «preferencia leve» para la renta variable de la zona euro aunque, en este bloque, conservamos una preferencia por Alemania ante su ciclicidad relacionada con la composición sectorial del país. También hemos disminuido la preferencia por el mercado japonés, más defensivo, hasta «aversión leve».
En términos sectoriales, creemos que finanzas (en Estados Unidos y en el Reino Unido/Europa) puede beneficiarse de una mejora en la confianza del mercado desde una brecha aún bastante polarizada entre los sectores defensivos y los cíclicos.
En lo que respecta la renta fija, a raíz del aumento de la predisposición al riesgo, hemos revisado al alza un peldaño la preferencia por los bonos de alto rendimiento (High Yield) y la deuda emergente en moneda fuerte hasta «preferencia leve», así como la deuda emergente en moneda local hasta «aversión leve».
También se ha mantenido la «preferencia leve» en la deuda corporativa de calidad y en la deuda pública vinculada a la inflación, mientras que la nominal se mantiene en la clasificación de «aversión leve». Esta última está manifiestamente cara desde una perspectiva de valoración, si bien continúa facilitando un efecto de descorrelación en una cartera equilibrada.
La deuda pública italiana continuó siendo nuestro mercado europeo de bonos del Tesoro predilecto, en el contexto de relajación de las políticas monetarias del BCE y atendiendo a un valor relativo que se mantiene positivo. La deuda pública estadounidense —y la canadiense— son nuestras otras opciones predilectas en esta clase de activos, ya que brindan el mayor potencial de protección de las carteras en un supuesto de recesión que trajera consigo recortes de tipos de la Fed.
Además, hemos revisado al alza la clasificación de la deuda corporativa denominada en libras esterlinas hasta «preferencia leve», dado que está barata en términos de valoración y los acontecimientos sobre el Brexit se han revelado favorables desde un punto de vista táctico. De hecho, seguimos priorizando la deuda corporativa europea frente a la estadounidense, sobre todo por motivos de valoración y ante el respaldo previsto por parte del BCE.
En el componente de deuda en moneda local, revisamos al alza la nota para México hasta «preferencia leve» puesto que el peso mexicano está barato, junto con unos niveles de tipos de interés atractivos y una trayectoria descendente de la inflación. Revisamos a la baja a Turquía hasta «fuerte aversión» debido al recrudecimiento de las tensiones geopolíticas, las perspectivas de posibles sanciones estadounidenses y de presiones bajistas sobre la lira turca.
Por otra parte, tras los últimos acontecimientos positivos en torno al Brexit, consideramos que la marcada presión bajista que lastró la libra esterlina hasta un nivel de clara infravaloración ha remitido y ahora muestra mayor convergencia hacia su valor razonable. Por tanto, hemos revisado dos peldaños al alza la clasificación de la libra hasta «preferencia leve» frente al mes anterior.
El oro continúa siendo la moneda alternativa predilecta por la diversificación que aporta a una cartera y le hemos asignado una clasificación de «preferencia leve». Asimismo, seguimos priorizando el dólar estadounidense frente al euro, pese a que el dólar presenta una valoración superior, ya que ofrece mejores perspectivas de crecimiento y, especialmente, un diferencial de rentabilidad todavía positivo.
Por último, el yen japonés tiene clasificación de «preferencia leve» por sus características de diversificación en un entorno de aversión al riesgo.