El principio básico del porfolio permanente es dividir nuestro capital en proporciones iguales entre 2-4 grupos de activos. Si el precio de un activo crece durante el año y el otro disminuye, entonces su porcentaje cambia automáticamente. Al final del año, hacemos algunos ajustes en nuestra cartera de tal manera que el porcentaje de nuestros activos vuelva al punto de partida. Como resultado, vendemos activos cuyo precio ha subido y que se han vuelto relativamente caros, al tiempo que compramos activos infravalorados.
El modelo de Benjamin Graham
Fuente: elaboración propia
Benjamin Graham, mentor del famoso Warren Buffett, fue el precursor del modelo del portfolio permanente. Debido al hecho de que Graham estuvo involucrado en los mercados financieros hace más de medio siglo, su cartera consistía exclusivamente en acciones y bonos en una proporción del 50/50. Manejar tal cartera era muy fácil.
Por ejemplo, en un año dado el mercado de valores subió y el de bonos descendió. Graham vendió una parte de las acciones y compró los bonos. A pesar de su simplicidad, esta estrategia le permitió generar rendimientos de inversión superiores a la media.
El modelo de Harry Browne
Fuente: elaboración propia.
En los años siguientes, los inversores comenzaron a desarrollar sus propios modelos basados en la estrategia de Graham. Muy popular fue el modelo de Harry Browne, que consta de 4 pilares: acciones, bonos, oro y efectivo. Este modelo generó un rendimiento anual promedio del 9.6% durante el período 1971-2012. Su activo más importante no era tanto el rendimiento de la inversión como la estabilidad y la previsibilidad.
En el transcurso de 41 años, este portafolio generó un beneficio típicamente comprendido entre el 6 % y el 15%. Es importante destacar que esta estrategia ha sufrido pérdidas en solo 3 años, con una pérdida máxima del 4%.
Fuente: elaboración propia.
¿Cómo son los rendimientos de los activos individuales? Pues mirad arriba. Los precios de las acciones y el oro han cambiado drásticamente. En los años setenta, fue el oro el que daba más retorno. Las acciones dominaron otros activos en los años noventa. El efectivo, que es depósitos a corto plazo, fue el peor.
El modelo de portfolio permanente sin efectivo
Fuente: elaboración propia.
Los inversores son conscientes de que una gran participación de efectivo del 25% afecta negativamente a los resultados de inversión a largo plazo, reconstruyendo la cartera de tal manera que se deshacen del vínculo más débil.
Esto produjo dos efectos. Primero, la rentabilidad aumentó del 9.6% al 10.36% al año. Puede que esto parezca que no supone una gran diferencia, pero en un período de 41 años, una inversión de 10.000 $ trajo un beneficio de 570.000 $, mientras que si hubiéramos incluido efectivo habríamos obtenido 100.000 $ menos, es decir 410.000 $.
En segundo lugar, con el aumento de la rentabilidad, la volatilidad aumentó ligeramente. La cartera trajo pérdidas en 5 años (en lugar de 4), lo que sigue siendo un buen resultado para el período analizado de 41 años. La mayor pérdida anual aumentó del 4% al 11%. Esta situación también se da en las ganancias, resultando que los beneficios en años particulares demostraron ser más altos que en el modelo tradicional.
Muy importante: el modelo PPT sin efectivo, fue el primer modelo que obtuvo más beneficio que las inversiones realizadas exclusivamente en acciones. Logramos desarrollar un modelo en el que obtuvimos a largo plazo períodos muy decentes, manteniendo una baja volatilidad.
Como puede ver en la tabla anterior, el modelo tradicional PPT ha generado un rendimiento decente en los últimos 41 años, aunque sus competidores han sido bastante pobres. De muchos modelos, el modelo de Faber fue el mejor. El líder era El-Erian, el ex jefe de Pimco, pero su modelo es mucho más difícil de manejar que los modelos anteriores.
Conclusiones
Los modelos de portfolios permanentes parecen ser fáciles de administrar. Una vez creado, todo lo que tenemos que hacer es ajustar nuestros activos una vez al año. De manera casi automática, nos deshacemos de los activos caros, a favor de los más baratos. Muy importante: estos tipos de modelos se caracterizan por una baja volatilidad, por lo que muchos inversores menos experimentados pueden ahorrarse noches de insomnio debido a la volatilidad (incluso en los mercados bursátiles).
Lo que ha funcionado bien durante años no significa que vaya a funcionar en el futuro. Si bien las acciones, los bienes inmuebles o el oro tienen sentido para mí, la compra de bonos a precios de hoy con su rentabilidad parece ser una garantía de pérdida. En la situación actual, el almacenamiento parcial de capital en efectivo tiene más sentido. Cuando se creaba un modelo de portfolio permanente hace algunas décadas, no se les ocurrió que, como resultado de las intervenciones del banco central, los gobiernos en quiebra van a tener la prima de riesgo al 0%.