Septiembre/octubre es la fecha límite para los debates sobre el secuestro presupuestario y el techo de la deuda
Pese a la incertidumbre de los datos económicos, es probable que la Fed anuncie la reducción de estímulos
La previsión de crecimiento de 2013 se mantiene sin cambios en 1.8%, pero con un sesgo a la baja
Desde el comienzo del año, septiembre se ha perfilado como un mes crítico tanto para la política monetaria como para la fiscal. Los debates sobre el secuestro presupuestario y el techo de la deuda (véase nuestro último informe) resurgen a medida que se acerca la fecha límite del año fiscal 2013, aunque hay pocas expectativas de que los debates transcurran sin impedimentos. Aunque el impacto de los recortes ha sido menor de lo que se había previsto originalmente, la sostenibilidad fiscal a largo plazo sigue siendo vulnerable. Otro conflicto distinto aunque relacionado es el incremento del techo de la deuda, que de no autorizarse probablemente agitará el mercado de valores del Tesoro y el mercado bursátil, pues los elevados niveles de incertidumbre política crearán dificultades económicas en un entorno que ya presenta un crecimiento bajo. Las estimaciones indican que oficialmente el Tesoro de EEUU no podrá pagar sus deudas en algún momento entre el 18 de octubre y el 5 de noviembre. Ante la grave amenaza de que se rebaje la calificación crediticia y se paralice el gobierno, esperamos que los responsables políticos al final lleguen a un acuerdo para volver a elevar el techo de deuda, aunque no se descarta en absoluto un acuerdo de última hora.
Al mismo tiempo, esperamos que la Fed anuncie la reducción del QE3 a mediados de mes. Las expectativas sobre la política monetaria han aumentado desde que los mercados “reaccionaron de forma exagerada” en junio, y parece que sigue habiendo una gran incertidumbre sobre cómo procederá la Fed. Los últimos datos económicos han producido sentimientos encontrados, en particular en lo que respecta a esta eventual reducción del QE3. El empleo y la inflación, los dos indicadores que se vigilan más de cerca en relación con la flexibilización de la política monetaria no muestran mejoras significativas con respecto a principios de año. El crecimiento del empleo no agrícola solo ha alcanzado un promedio de 137 mil puestos al mes en lo que va del 3T13, muy por debajo de los 207 mil empleos del 1T y de los 182 mil del 2T. La tasa de desempleo se ha situado mucho más cerca del umbral sugerido por el FOMC, y se ha reducido a 7.3% en agosto, pero el continuo descenso de la participación de la población activa y otras dinámicas subyacentes indican que la situación del empleo es mucho menos favorable. El crecimiento de los salarios sigue sin repuntar y no se prevé que ejerza presiones importantes sobre la inflación en los próximos años. En general, las preocupaciones por la posible deflación están remitiendo, aunque la inflación subyacente del consumo privado sigue muy por debajo del umbral de 2% establecido por la Fed y apoya la continuación de políticas monetarias flexibles. El retraso del anuncio de la reducción de estímulos incrementaría en última instancia el costo del QE3, restaría credibilidad a la Fed y sin lugar a dudas incrementaría la volatilidad de los mercados financieros (véase nuestro último Fed Watch).
Teniendo en cuenta que los datos económicos no han cambiado significativamente en ninguna dirección, mantenemos las previsiones de nuestro escenario central, que contemplan un crecimiento anual de 1.8% en 2013, con una mayor aceleración a situarse por encima de 2.0% en 2014. No obstante, dadas las dificultades potenciales que se derivarían de la interrupción de la política monetaria o fiscal, nuestras previsiones a corto plazo tienen un sesgo a la baja. Además, los valores iniciales de los índices de gastos en consumo privado se mantuvieron planos al inicio del 3T13, lo que apunta a un trimestre con un ritmo de crecimiento más lento de lo que se había anticipado en un principio. Aun así, el consumo tiende a ser más fuerte a medida que avanza la segunda mitad del año, primero impulsado por la vuelta al colegio y luego impulsado por las compras navideñas. No obstante, si por desgracia las actuales tendencias de consumo e inversión siguieran inclinándose a la baja, no sería improbable que tuviéramos que revisar nuestras previsiones y rebajarlas.