Cierre del déficit de financiamiento a través de la colaboración de los sectores público-privado
El deterioro de los sistemas de transporte y la creciente congestión limitan la actividad económica debido a los mayores costos e ineficiencia
Los métodos tradicionales de financiamiento de infraestructura han sido incapaces de atender las crecientes necesidades del país, y la participación del sector privado es la mejor alternativa
Las necesidades futuras podrían evolucionar de los actuales sistemas de autopistas a proyectos más focalizados, como la mejora del transporte público, los aeropuertos y los puertos marítimos
A lo largo de su historia, los Estados Unidos han estado en la vanguardia de algunos de los proyectos de infraestructura más innovadores y progresistas, que le han permitido convertirse en la principal potencia económica del mundo. Ahora, parece que parte de esta ventaja competitiva se ha olvidado, ya que el sistema de infraestructura subyacente de EEUU se está quedando atrás con
respecto al de otros países desarrollados, ocupando el puesto número 15 en una lista de 32 países miembros de la OCDE en términos de carreteras y autopistas, y el puesto número 13 en transporte público (Gráfica 1). EEUU invierte bastante menos en infraestructura como porcentaje del PIB (2%)
en comparación con China, India y Europa, que gastan 9%, 8% y 5% del PIB, respectivamente.
La Cámara de Comercio de EEUU ha reconocido el creciente problema en su Declaración de Política infraestructura de transporte está teniendo un efecto cada vez más negativo en la capacidad de amplio consenso sobre el hecho de que el país no invierte suficiente para reparar y ampliar su
inventario de activos físicos, y se sigue planteando la pregunta de si la capacidad de las infraestructuras actuales puede sustentar el crecimiento de la productividad. Asimismo, existe una preocupación adicional en relación con la naturaleza de los proyectos de infraestructuras y se cuestiona si estamos invirtiendo en el tipo apropiado de estructuras que puedan adaptarse a las
tendencias globales, como el creciente comercio internacional, el calentamiento global, los cambios demográficos y las necesidades de fuentes energéticas alternativas. Aunque se trata de un debate importante, no ha obtenido necesariamente el apoyo que necesita, debido a la percepción de que las exigencias a corto plazo son más urgentes.