Los inversores en mercados emergentes están aguantando todo un chaparrón. Es cierto que hasta ahora acudían a estos mercados en busca de buenas rentabilidades y con los tipos de cambio tenían un incentivo, mucho dinero entró en los bonos de los mercados emergentes que se emitían en divisas locales. Pero el panorama ha cambiado radicalmente. Los precios siguen cayendo y las pérdidas de los inversores son cuanto menos cuantiosas.
El comentario que hacía The Wall Street Journal y que en su momento les dejé en el blog es muy clarificador al respecto: acerca de si esta crisis es comparable con la ocurrida en el año 1.997 cuando la devaluación de Tailandia originó una crisis que posteriormente se extendió por Asia y luego por Rusia y América Latina.
Les dejo un extracto de dicho artículo: “Para los mercados emergentes, la aparente determinación de la Fed de ajustar la política monetaria trae recuerdos desagradables. En 1981-1982, 1994 y 1997-1998, alzas de las tasas de interés en EE.UU o el temor a ellas golpearon a los países y las empresas que se endeudaron en dólares, lo que precipitó la crisis.
Al comienzo de 1997, muchas divisas de mercados emergentes estaban vinculadas al dólar. Esos tipos de cambio fijos habían estabilizado la inflación y dado certeza a los inversores y a los exportadores. No obstante, también alentaron a los gobiernos, los bancos y las empresas a contraer grandes deudas en dólares, que era más barato que tomar préstamos en moneda local y a los extranjeros a prestar en moneda local.
Los crecientes déficits comerciales, no obstante, hicieron que esas tasas de cambio fijas fueran insostenibles. Para contrarrestar las presiones bajistas, los bancos centrales gastaron sus escasas reservas internacionales en compras de divisas locales. Con el tiempo, sin embargo, se vieron obligados a devaluar, empezando por Tailandia y más tarde Filipinas, Malasia, Corea del Sur, Indonesia, Rusia y Brasil”.
China era uno de los principales motores económicos a nivel mundial, creciendo a un doble dígito, pero el presente poco tiene que ver ya con aquello. Están inmersos en un cambio de paradigma económico en el que intentan potenciar el consumo interno y no depender tanto del exterior.
Esto nos lleva a la devaluación del yuan, medida que por sí sola no será suficiente ni por asomo. Y es que desde el verano el Banco Central de China se ha visto abocado a coger de la hucha, de las reservas de divisas.
¿Quiénes se están viendo más afectados? Principalmente las compañías y los países que exportan a China materias primas, y también Latinoamérica.
¿Y qué sucede con España? Pues más bien poco, porque exportamos muy poquito a China (apenas 4.000 millones de euros, lo que representa el 1,75% de nuestras exportaciones), nuestros gruesos de exportaciones se dirigen a la Unión Europea, nada más y nada menos que un 64-65%.
De todas formas, no todo es de color de rosa, porque la depreciación del yuan nos hace ser menos competitivos frente a los chinos (es lo que les sucede a sus socios comerciales, de ahí que se haya reabierto la guerra de divisas con una oleada de depreciaciones de divisas).
Dentro de la UE, Alemania y Francia tienen una mayor exposición que nosotros a China, pero tampoco debiera de ser un gran problema para la zona euro, ya que Europa tampoco tiene una cuota de exportación demasiado elevada, y no olvidemos que el BCE sigue estando detrás y si es necesario ampliará y prorrogará el programa QE.
El pasado mes de septiembre les comenté que en 2016 seguiríamos viendo al yuan depreciarse se dijera lo que se dijera, aunque más de un 12-15% me parecería excesivo y que lo que me preocupaba era que si la depreciación de un 3% que vivimos el pasado mes de agosto originó la volatilidad y las fuertes caídas en muchos mercados, imagínense lo que puede llegar si asistimos a otra depreciación del 12-15%, aparte de que ya no solo es la reacción del mercado, es que se verían mermadas las inyecciones de capital a los países emergentes, afectando primero a aquellos países que son productores de materias primas. De momento, desde que lo comenté en el blog la depreciación suma otro 4%.
¿El peor de los escenarios? Si la devaluación del yuan prosigue, que lo hará, pero este 4% al final se acerca al que les comenté del 10-12-15% las bolsas europeas podrían acumular caídas en torno al 15-20%, siendo Alemania uno de los más afectados.
Y el dólar americano podría apreciarse un 8-10% frente a las divisas emergentes. todo ésto en el escenario que les comento, si la depreciación del yuan es menor, los efectos también serán menores en proporción.