El Banco de Japón podría flexibilizar aún más su política monetaria en su encuentro de esta semana, mediante una expansión de sus compras de activos en al menos 10 billones de yenes.
La decisión podría reflejar una mayor presión sobre el Banco Central para que estimule una economía al borde de la recesión, especialmente en momentos de debilidad de las exportaciones.
La expansión del programa de compras, actualmente de 80 billones de yenes (1 billón de dólares), incluiría mayormente la adquisición de bonos del gobierno, aunque también podrían ser parte algunos fondos de bienes raíces, dijeron las fuentes, que están familiarizadas con el pensamiento del banco central.
Hay una leve posibilidad de que el banco central pueda impulsar sus compras de activos en hasta 20 billones de yenes, el doble del monto usual, pero muchos consejeros se oponen por temor a que eso genere la sensación en los mercados de que se está monetizando la deuda.
Para maximizar el impacto del mercado, los banqueros centrales están considerando medidas adicionales, como manifestar su disposición a comprar bonos sin un horizonte de tiempo fijo o expresar un compromiso más fuerte a seguir bombeando efectivo hasta que se alcance con claridad una inflación del 1%, según algunas fuentes.