El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener los tipos de interés en el 0%. Esta vez, sin embargo, los inversores estaban mucho más interesados en la decisión que tomasen respecto al QE (quantitive easing), es decir, si el BCE compra de nuevo bonos y si se vuelve a aumentar la masa monetaria. Recordemos que ha adquirido hasta el momento bonos del Tesoro y bonos corporativos por un importe de 60.000 millones de euros al mes.
Al fin y al cabo, Mario Draghi anunció una reducción en la compra de activos hasta los 30.000 millones de euros al mes a partir de enero de 2018. El programa continuará hasta al menos septiembre de 2018.
Antes del anuncio de la decisión, algunos inversores esperaban ya el fin del programa de QE, lo que podría dar lugar a descensos más rápidos en los precios de los bonos (menor demanda en el mercado). La decisión final del BCE fue adoptada con moderado optimismo, al tiempo que debilitaba al euro frente al dólar.
Esta medida significa que el banco inyectará al menos 270.000 millones de euros en el mercado el próximo año. Mientras tanto, las compras del Banco Central Europeo han superado a las de la Reserva Federal y el Banco de Japón.
Pero eso no es todo. En el caso de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), el valor total de las compras supone el 23% del PIB de EE.UU. ¡Por otro lado, el BCE y la zona euro representan hasta un 40%!
Por lo tanto, se puede decir que el BCE necesitaba inyectar mucho más dinero para mantener la estabilidad en los mercados financieros. Por supuesto, la intervención del Banco Central Europeo ha provocado algunas situaciones absurdas. Solo basta mencionar la rentabilidad de los bonos corporativos europeos, que están en un nivel similar a los bonos estadounidenses a 10 años.
Algunos de vosotros os estaréis preguntando si la reimpresión de moneda y el mantenimiento de precios altos en los mercados financieros pueden durar indefinidamente. El mercado de bonos ahora muestra que no es posible, ya que las acciones de los gobiernos centrales y los bancos centrales involucrados en la emisión de moneda (principalmente en términos de todos los programas sociales, pero también de QE) provocan más y más efectos visibles en forma de una mayor inflación.
Este fenómeno es palpable, especialmente desde el comienzo de 2017. Una mayor inflación reduce el atractivo de los bonos. Como resultado, los inversores están escapando del mercado, lo que lleva a una caída en los precios de los bonos, es decir, en su rentabilidad.
Los gráficos hablan por sí solos. Los bonos alemanes han experimentado subidas…
…Y los británicos también…
...Así como niveles más altos en los bonos de EE.UU.
Los últimos meses confirman mi tesis de que, con el tiempo, los bonos ya no se asociarán con el más alto nivel de seguridad. En cambio, se les denominará activo de garantía de pérdida.