El Banco de Japón anunció el martes su esfuerzo más decidido hasta la fecha para poner fin a años de estancamiento económico, diciendo que pasará a un compromiso abierto de compra de activos el próximo año y que duplicará su meta de inflación a un 2 por ciento.
El BoJ (por su sigla en inglés) prometió alcanzar la meta de inflación “en el momento más temprano posible”.
Las medidas marcan una ruptura con la política anterior de aumentar un programa de préstamos y compra de activos puesto en marcha en octubre del 2010 y vienen tras semanas de implacable presión del nuevo primer ministro, Shinzo Abe, a favor de un mayor impulso para vencer a la deflación.
En una declaración conjunta con el Gobierno, el banco central afirmó un movimiento muy esperado de comprometerse con la meta de inflación. La inflación al consumidor ha alcanzado un 2 por ciento en sólo un puñado de meses desde la década de 1990.
Pero consciente de que los mercados ya habían descontado el nuevo objetivo de precio y más compras de activos y que simplemente cumplir con estas expectativas podría desencadenar una reacción negativa, el BoJ adoptó medidas que varios analistas pensaban que sólo vendrían después.
“Esta es una noticia muy buena. Por una vez, el Banco de Japón ha sido más agresivo que lo que el mercado esperaba”, dijo Brian Redican, economista senior de Macquarie en Sídney. “El Gobierno está claramente forzando el ritmo del cambio, lo que no es algo malo”, agregó.
El banco central dijo que a partir del 2014 pasaría a un enfoque abierto de compra de cierta cantidad de activos -13 billones de yenes (144.770 millones de dólares)- cada mes sin fijar una fecha límite para completar las compras.
El yen, que subió antes de los anuncios de política, cayó inmediatamente después de la decisión, aunque más tarde se fortalecía.
Varios analistas señalaron, sin embargo, que el BoJ podría haber hecho aún más y habrá expectativas de que seguirá adelante con nuevas medidas discutidas por los políticos, economistas y algunos formuladores de políticas del banco central.
Una de esas medidas sería desechar el piso del 0,1 por ciento para las tasas de interés a corto plazo, mientras que otra sería que el banco central compre bonos de mayor duración.
“Todavía hay mucho trabajo que hacer, y aún hay mucho espacio para mejorar”, dijo Tadashi Matsukawa, jefe de renta fija de Pinebridge Investments en Tokio.