Es curioso. La solidaridad no tiene límites. Desde profesionales de diferentes ámbitos que se ofrecen en este periodo de cuarentena infinita a resolver todo tipo de dudas a través de las redes sociales, hasta científicos voluntarios que tratan de impulsar los llamados test rápidos.
Ayer, Inditex (MC:ITX) anunciaba que va a comenzar a fabricar mascarillas, guantes, gafas protectoras, gorros y protectores faciales de tipo sanitario. Ya ha hecho una primera donación de 10.000 mascarillas y espera que esta semana llegue un cargamento de otras 300.000. Una operación que quiere repetir cada semana, gracias a su amplia red logística en China, que ya ha puesto a disposición del Gobierno español.
Recuerdo cuando, en mayo de 2019, las redes sociales se inundaron de críticas a Amancio Ortega por sus donaciones para la lucha contra el cáncer de mama y por los supuestos beneficios fiscales que esta operación podía conllevar para su imperio.
En su momento, no entendí hasta qué punto una mezcla de envidia y soberbia puede invadir a una persona, pero solo espero que en esta ocasión no se repita.
Desde los diferentes gobiernos llaman a la solidaridad de los ciudadanos, el hashtag ‘Yomequedoencasa’, ‘Quedateencasa’ y todas sus variantes invaden todos los rincones tecnológicos. Los ciudadanos asisten incrédulos a una situación en la que mientras unos se quedan confinados en sus hogares, otros se mezclan en los transportes públicos para acudir por obligación a unas empresas que nadie sabe muy bien por qué siguen operando.
Y mientras, el virus sigue su camino, expandiéndose sin control…
China ha alertado ya de una segunda embestida del virus y ha endurecido sus sistemas de cuarentena y de control a ciudadanos extranjeros.
Mientras los países tratan de ver por dónde tirar en unas estrategias improvisadas y, en algunos casos, contraproducentes, los bancos centrales inundan los mercados de miles de millones de liquidez en una especie de carrera para ver quién da más. Sé que todo esto está muy bien. Sí. Necesitamos dinero. Pero necesitamos algo mucho más urgente en mi opinión: equipos de protección personal.
Italia no deja de advertir que si no recibe material sanitario de forma urgente, llegará un momento en el que no pueda atender la sobredemanda que existe con los nuevos infectados por coronavirus, que no dejan de crecer cada día de forma alarmante.
España va por el mismo camino. Cada vez son más los hospitales en cuyo interior existe el mismo número de contagios en ciudadanos que en profesionales médicos. Y así no se puede seguir.
De nada sirven los miles de millones si no existe lo más básico: mascarillas y protección sanitaria.
Es en este punto donde los países deben ‘ponerse las pilas’ ya, y donde la Unión Europea debe trabajar. No puede ser que el poco material sanitario que exista multiplique por cien su valor. Eso sí debe estar penado por Ley.
Así, al menos quien tenga la absurda obligación de mezclarse con los demás en los trabajos a nivel presencial, tendrá algo con lo que hacer frente a un virus al que cada vez menos gente puede esquivar.
Necesitamos una ola de solidaridad, sí, pero a gran escala. Las pequeñas ya las estamos viendo cada día desde nuestro balcón.