La inflación de China fue de un 2,4 por ciento en abril frente al 2,1 por ciento de marzo, debido a los mayores costos de los alimentos, mostraron el jueves datos oficiales, por encima de la estimación del mercado y limitando el espacio para flexibilizar la política monetaria para apoyar el crecimiento económico.
Ante un crecimiento global débil, el banco central de China tiene poco espacio para actuar, a diferencia de sus contrapartes de Corea del Sur y Australia, que esta semana redujeron sus tasas.
Cualquier flexibilización podría incrementar los riesgos del mercado inmobiliario, mientras que un ajuste afectaría una incipiente recuperación, después de que el crecimiento se desacelerara inesperadamente a un 7,7 por ciento en el primer trimestre, desde el 7,9 por ciento de los tres meses previos.
En su lugar, la responsabilidad podría estar sobre el Gobierno para que impulse reformas estructurales que ayuden a sostener el crecimiento a largo plazo en la segunda economía más grande del mundo.
“No podemos confiar demasiado en el banco central para respaldar la economía”, dijo Xu Hongcai, economista en el Centro Internacional de China para los Intercambios Económicos (CCIEE, por su sigla en inglés), una entidad gubernamental con sede en Pekín.
El Gobierno confiaría en la política fiscal mediante el impulso de la inversión en infraestructura y la reducción de impuestos para apuntalar la economía, señaló Xu, ex investigador del banco central.
Los inversores que apuestan a una nueva flexibilización de la política económica por parte del Banco Popular de China podrían estar decepcionados dada su decisión del jueves de emitir bonos de tres meses para retirar algo de liquidez del mercado.
Muchos creen, sin embargo, que el banco central mantendrá su política monetaria neutral con algunos ajustes menores para apoyar a la economía en medio de las incertidumbres globales.
“La política monetaria posiblemente seguirá siendo relativamente expansiva debido a que la recuperación económica de China sigue siendo frágil”, dijo Zhao Hao, economista de ANZ en Shanghái.
El índice de precios a los consumidores podría subir a cerca de un 3 por ciento en mayo, en parte debido al efecto base, dijo Zhao.
La Oficina Nacional de Estadísticas también dijo que los precios al productor de China cayeron un 2,6 por ciento en abril, un descenso mayor a la baja de un 1,9 por ciento en marzo.
Economistas consultados por Reuters habían estimado que la inflación de abril sería de un 2,3 por ciento respecto al año previo.
Las industrias chinas están cargadas con un exceso de capacidad debido a la débil demanda, lo que ha puesto una presión a la baja sobre los precios a los productores, que a sus vez minan sus ganancias.
Los precios de los alimentos subieron un 4,0 por ciento en abril respecto al alza de un 2,7 por ciento en marzo.
“El aumento de los precios de los vegetales fue el principal factor que impulsó el IPC”, dijo Yu Qiumei, estadístico del gobierno, en un comunicado que acompaña a los datos, destacando que el mal tiempo y las escasas lluvias habían disminuido los suministros.
Respecto al mes anterior, los precios subieron un 0,2 por ciento frente a una estimación de un alza de un 0,1 por ciento.
Las exportaciones e importaciones de China crecieron más que lo esperado en abril respecto al año previo, aliviando algunas de las preocupaciones sobre la debilidad de la recuperación de la economía, aunque persistieron algunas dudas sobre la fortaleza real de la demanda y la precisión de las cifras.