Fuertes descensos en las bolsas europeas, que han entrado en una tendencia bajista de corto plazo muy clara, que empieza a ser preocupante.
Hace apenas una semana, los selectivos europeos se encontraban en una situación muy alcista, tras llevar rebotando con intensidad tres semanas y haber sobrepasado resistencias. Cuando parecía que el impulso alcista tenía todas las papeletas para continuar, el escenario ha empeorado considerablemente.
Principalmente tenemos dos factores encima de la mesa que están haciendo muchísimo daño a las Bolsas.
Por un lado, los resultados empresariales, que en los últimos días, han aportado peores noticias en algunos sectores destacados, como el bancario. Hoy mismo hemos conocido las cuentas de HSBC (LON:HSBA) y BNP (PA:BNPP), que en principio, han sido tomadas como positivas; exactamente lo contrario que otras compañías como UBS (SIX:UBSN) y sobre todo, Commerzbank (DE:CBKG).
También están siendo castigadas Lufthansa (DE:LHAG), Infineon (DE:IFXGn) o BMW (DE:BMWG) tras haber presentado sus resultados, mientras que en España están siendo bien considerados los publicados por Mapfre (MC:MAP).
Los bancos también han visto como algo muy negativo el fracaso en la ampliación de capital del italiano Banco Popolare de Vicenza, y también en la ley italiana de consideración de activos susceptibles de incorporarse la banco malo, considerada como demasiado laxa.
Los metales hoy están cayendo con fuerza, lo que convierte al sector de recursos básicos en uno de los peores. El otro gran factor bajista lo estamos encontrando en el comportamiento del dólar, que en general, se encuentra en mínimos desde 2015 frente a la mayoría de divisas.
Los últimos datos macroeconómicos que hemos conocido en EE.UU. en los últimos días han sido muy negativos. Además, el hecho de que algunos bancos centrales como el japonés no hayan movido ficha cuando existían ciertas expectativas de nuevos estímulos, ha servido para que divisas como el yen se aprecien adicionalmente frente al dólar, acentuando la debilidad de éste.
El EUR/USD está ya en niveles de 1,16, activando el típico catalizador que lastra a sectores exportadores europeos y contagiándose por el resto de sectores.
Y esta debilidad del dólar no está siendo aprovechada por Wall Street, que se aleja de resistencias.
Ayer, no obstante, cerró con subidas. El S&P 500 se anotó un 0,78%, apoyado en los sectores financieros y de consumo, mientras que el Nasdaq subió más, un 0,88%, pese al muy mal comportamiento de Apple (NASDAQ:AAPL) (un factor bajista más), que lleva la peor racha en 18 años, cayendo por octavo día consecutivo.
En Asia tenemos la Nikkei cerrado pro festivo. Pero la Bolsa de Shanghái ha subido con claridad, un 1,8%, pese a publicarse un dato de PMI de Caixin por debajo de lo previsto (49,4 frente a 49,8).
El banco central de Australia (RBA) ha bajado los tipos un cuarto de punto por sorpresa, lo cual tampoco habla demasiado bien de su visión sobre la economía. En Europa hemos conocido una muy mala lectura del PMI Manufacturero de abril del Reino Unido.
En la zona euro tenemos que los Precios de Producción Industrial suben por encima de lo esperado en marzo (+0,3% frente a +0,1%).
En EE.UU. conoceremos el ISM de Nueva York a las 15:45, y los resultados de Pfizer (NYSE:PFE) y Halliburton (NYSE:HAL).
El petróleo tampoco aprovecha la caída del dólar, y pierde casi 2 dólares desde el cierre del viernes, mientras que el oro sí que aprovecha las dudas mostradas por las bolsas y sube hasta el entorno de los 1.300 dólares.
En resumen, drástico empeoramiento del escenario bursátil, provocado por la muy acentuada debilidad del dólar, y por unos resultados empresariales que están haciendo mucho daño. El DAX alemán se encuentra por debajo de los 10.000 puntos, siendo muy mala señal si los pierde al cierre. Urge que el dólar se estabilice y caiga para que las cosas mejoren en la renta variable.