Los inversores están tratando de decidir si la última iniciativa de Tesla (NASDAQ:TSLA) para apuntalar su balance —recaudar más de 2.000 millones de dólares de los mercados de capital— es buena o mala para las acciones. Las acciones han ido a trompicones en lo que va de año, dejándose casi un 15% sólo en este último mes.
Por una parte, la emisión de deuda y acciones convertibles indica que el fabricante de vehículos eléctricos está en apuros, pues la charla de su director ejecutivo Elon Musk —que afirmaba que iba a tener efectivo de sobra este año gracias a un aumento de las ventas de coches— resultó ser un gran error de cálculo. Pero si somos optimistas y vemos el vaso medio lleno, Musk vuelve al mercado público y un plan de rescate es un indicio de que los mercados siguen confiando en la liquidez de Tesla incluso tras el desplome de sus entregas de vehículos y en un entorno cada vez más hostil para el fabricante.
Las acciones de Tesla subieron un 4,3% hasta 244,10 dólares al cierre de ayer, tras conocerse que ha puesto a la venta 1.350 millones de dólares en bonos convertibles y 650 millones de dólares en acciones. La mayor parte de la oferta vendrá en forma de bonos convertibles que vencen en 2024. Los valores están siendo comercializados en un rango de entre el 1,5% y el 2%, con la prima de conversión alcanzando el nivel del 32,5%, según Bloomberg News.
Pero esta reacción positiva a la nueva ronda de financiación de Musk no tiene sentido para nosotros. Tenemos un director que ha demostrado reiteradamente que los inversores no deberían creerse nada de lo que les dice. Desde las cifras infladas de producción del Model 3 hasta el tuit en el que aseguraba que no volvería a los mercados de capital, todo apunta a que Musk no es alguien de quien fiarse, y nos parece que éste no es el momento de comenzar a apostar por las acciones de la empresa.
Las prioridades de Musk están mal definidas
De hecho, las últimas cifras trimestrales de la empresa indicaban un rápido deterioro de la situación de efectivo de Tesla. Durante el trimestre que concluía en marzo, Tesla registró una pérdida neta de 702 millones de dólares, pues las entregas de vehículos cayeron un 31% con respecto al 4T. Tesla finalizó el período con sólo 2.200 millones de dólares en efectivo en mano, mientras que sus deudas pendientes superaron los 3.000 millones de dólares.
Musk alega que la recaudación de más fondos no es mala idea, especialmente porque está ocupado engordando a la lista de grandes proyectos que un día harán a la empresa nadar en efectivo. La última adición a esa lista es el desarrollo de una flota de robotaxis autónomos.
Esto podría parecer algo bueno en el historial de Musk, pero los inversores no deberían olvidar que todavía no ha encontrado la forma de rentabilizar su empresa de vehículos eléctricos de cara al gran mercado. Las perspectivas de que eso ocurriera este año habían animado inicialmente a los inversores e impulsaron las acciones de Tesla hasta unos 378 dólares en diciembre.
Pero según avanza el año, no vemos que ese cambio vaya a producirse pronto y Musk tampoco lo cree. Después de la publicación del informe de resultados del primer trimestre el mes pasado, ahora cree que "el flujo de efectivo de Tesla es relativamente neutral'', frente a sus previsiones anteriores que hablaban de un flujo de efectivo positivo después del primer trimestre. Este cambio de opinión se produce mientras gasta más y más efectivo en la producción de la flota de robotaxis, su nuevo plan para ganarse a los inversores.
En conclusión
No creemos que los problemas de Tesla vayan a terminar por ahora, ni siquiera aunque la empresa obtuviera los fondos que pretende en el mercado. Como mucho eso ayudaría a la empresa a pagar sus deudas, incluyendo los 566 millones de dólares en bonos convertibles que expiran en noviembre. Con las escasas reservas de efectivo de la compañía, las disparatadas prioridades de su director ejecutivo y el descenso de la demanda de su producto estrella, los vehículos eléctricos, no es el momento de entusiasmarse con las acciones de Tesla. De hecho, es el momento de que su director ejecutivo rinda cuentas por sus promesas.