Los medios de comunicación se han centrado en que la crítica abierta del presidente Trump a la política monetaria de la Reserva Federal no tiene precedentes. Pero muchas de las cosas que hace Trump marcan una diferencia con respecto a sus predecesores.
Sin embargo, él insiste. El lunes, el día antes de comenzar la reunión de política monetaria de la Fed, escribió en Twitter:
"Es increíble que con un dólar tan fuerte y prácticamente sin inflación, el resto del mundo desplomándose a nuestro alrededor, París en llamas y China cuesta abajo, la Fed se esté planteando siquiera otra subida de los tipos de interés”.
La semana pasada, dijo que es una locura que la Fed siga subiendo los tipos cuando la economía está desplomándose y la inflación está bajo control.
Esta fuerte y constante crítica pone a la Fed en una posición incómoda, igualmente sin precedentes. Ahora no puede renunciar a subir de los tipos de interés en la reunión, incluso aunque el banco central se lo pensara mejor, porque entonces parecería que Trump ha arrastrado a la Fed a la sumisión.
Así que la Fed, como el Banco Central Europeo la semana pasada, debe proceder con medidas de ajuste debido a las políticas de independencia del banco central y, a pesar de que los datos económicos sugieren posiblemente una pausa, independientemente de cualquier promesa anterior.
Este dilema es en gran parte culpa suya, porque la Fed ha sonado todo el tiempo muy confiada en sus previsiones en cuanto a la subida gradual de los tipos. Si la Fed hubiera atendido a las reflexiones opacas y misteriosas de los bancos centrales antes de la crisis, no estaría ahora en la estacada, ni en el punto de mira del presidente.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ya había dicho que las previsiones serían más inciertas, pero va a ser difícil que la gente se crea eso. Las autoridades de la Fed han afirmado siempre que sus decisiones dependían de los datos, sin embargo, se han ceñido a sus planes independientemente de los datos. La inflación se ha mantenido obstinadamente baja pero los tipos han seguido subiendo como si los precios se hubieran disparado.
Así que ahora la atención se centra en los cambios en el calendario de la Fed. Los analistas esperan que el gráfico de puntos en el que los 17 miembros de la Fed pronostican el rumbo de los tipos de interés indique que el ritmo de subidas se ralentizará el año que viene, pasando de dos o tres a una o dos.
El presidente del BCE, Mario Draghi, consiguió dar con el mensaje adecuado para poder reconocer una desaceleración del impulso económico a la vez que expresaba suficiente confianza en el crecimiento como para seguir adelante con los ajustes, en forma de cancelación del programa de compra de activos del BCE. Powell tendrá que utilizar un truco similar.
Sin embargo, su tarea es más difícil porque la implementación de ajustes monetarios de la Fed va un poco más rápido. No sólo es que vayan a subir de verdad los tipos, sino que van a reducir el carácter acomodaticio de la política monetaria recortando su tenencia de bonos a una tasa de 50.000 millones de dólares al mes.
Este doble golpe es demasiado, sostiene el exgobernador de la Fed, Kevin Warsh, en un artículo de opinión para el Wall Street Journal esta semana con Stanley Druckenmiller, especialmente teniendo en cuenta el momento elegido, que es demasiado tarde bajo su punto de vista. En este punto final del ciclo económico, elegir sólo uno de los dos sería mejor, opina.
Powell ha dicho que la Fed seguirá reduciendo sus tenencias de bonos hasta que su balance llegue a aproximadamente 2,5 billones de dólares, frente a los actuales 4,14 billones de dólares. Pero los analistas ahora pronostican que la Fed detendrá este proceso en torno a los 3,8 billones de dólares, a mediados o finales de 2019.
Así que Powell va a tener un papelón cuando tome la palabra este miércoles para ofrecer su rueda de prensa. Tendrá que conseguir que la subida de tipos de interés suene plausible a pesar de las críticas de Trump, reconocer una ralentización de la economía pero expresando su confianza en ella, y restar importancia a las previsiones pero ofrecer otras sobre el ritmo de subidas de los tipos de interés. Si pudiera también infundir cierta tranquilidad en cuanto a la expansión cuantitativa, cosa que dudamos, sería también de ayuda.