El FOMC de la Fed votó el miércoles pasado (9-1) a favor de dejar los tipos de interés de los Estados Unidos sin cambios, en el rango 0,25-0,50%, aunque sus miembros parecerían estar más dispuestos a un aumento de tasas a la luz de unos datos económicos mejorados, mostrando que la economía se está expandiendo, pero a un ritmo moderado.
Al respecto, los planes de la Fed predecían hasta cuatro incrementos en 2016 pero, sin embargo, las turbulencias que sufrieron los mercados este año y nuevas incertidumbres, como el Brexit, obligaron a retrasar esa estrategia.
Así, los analistas esperan ahora solamente un aumento este año, que podría producirse en diciembre próximo, cuanto también se haya dilucidado la incógnita de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Sin embargo, la Fed insiste en que su política monetaria será acomodaticia y gradual, el mismo mensaje que ha mantenido en los últimos meses.
Pero el viernes, sorpresivamente, en los Estados Unidos se conoció el dato sobre el PIB del segundo trimestre, mostrando una subida del 1,2%, menor a lo esperado por el mercado, aunque se informó que la estimación se basa en datos que son incompletos o sujetos a revisión por parte del organismo en el próximo informe que se dará a conocer el 26 de agosto. Consecuentemente, ese día el dólar sufrió una fuerte caída de casi el 1% en pocos minutos
Mientras, la Comisión Europea recomendó el miércoles no imponer multa alguna a España y Portugal por incumplir sus objetivos de déficit público el pasado año, lo que pone de manifiesto que el bloque no está dispuesto a mostrarse duro con países que incumplan normas fiscales en momentos de inestabilidad económica en la región. Durante la semana pasada el par dólar/euro se movió entre 1,0960 y 1,1190 y cerró el viernes en New York a 1,1178, mostrando al euro en buen camino al poder cerrar su primera semana alcista después de tres retrocesos consecutivos en busca de la ruptura de la barrera de 1,1100.
Argentina: El BCRA cancela deuda y toma préstamo a tipo muy bajo
El BCRA sorprendió el viernes por la tarde con el anuncio de que ese día había cancelado anticipadamente el pase pasivo por un total de USD 5.000 millones que había concertado hacia fines de enero de este año con siete bancos internacionales. Además, en el comunicado oficial se destacó que en los últimos meses se produjo “una importante mejora en la hoja de balance y habiendo comprado más de USD 8.000 millones desde el 17 de diciembre del año pasado, el BCRA fortaleció su posición de reservas internacionales de tal manera que redujo la necesidad de contar con una liquidez adicional para enfrentar posibles shocks externos”.
Sin embargo, las reservas quedaron el viernes sumando unos USD 27.509 millones, mostrando una caída semanal de USD 1.273,3 millones, pero en el mes un aumento de USD 2.001,7 millones. Pero al mismo tiempo, el BCRA también acordó préstamos con dos bancos internacionales por USD 1.000 millones, con una tasa LIBOR en dólares a un mes más un plus de 2,25%, siendo ésta la menor tasa que haya obtenido en su historia para operaciones de estas características y que generará un ahorro de USD 89 millones en la deuda.
Asimismo, también activó una financiación con el Bank of International Settlements (BIS) por USD 2.500 millones. Mientras, el economista del Centro de Estudios de la UIA, Diego Coatz, habló sobre la economía argentina y alertó sobre la “pérdida de competitividad”.
Al respecto afirmó: “Como la inflación siguió subiendo y se estancó el tipo de cambio, éste se convirtió en una especie de ancla y el gobierno no lo tocó para que no aumenten los precios. Por lo tanto, en dólares empezamos a ser relativamente caros". Y agregó: "Esto implica que estamos perdiendo competitividad”. Al respecto, hoy ya nadie debe dudar de que el tipo de cambio ha dejado de ser un fin en sí mismo, como todavía parecen creer muchos de nuestros funcionarios y habitantes de nuestro país.
Por eso debe quedar bien claro que en un mercado libre el valor real de una moneda con respecto a otra es consecuencia de libre juego de la oferta y la demanda, que pueden ser influidos por una serie de factores, entre los que se incluyen los aciertos y errores de quienes conducen y orientan las economía de los países o de los políticos encargados de conducirlas.
Por eso la libre flotación obliga a los gobiernos a no cometer errores en su accionar y también desalienta los movimientos de capitales a muy corto plazo, sin necesidad de prohibirlos y condenarlos. Resulta imprescindible, entonces, que el Gobierno inicie una amplia e intensa labor educacional para tratar de cambiar nuestra cultura, producto de largos años de errores repetidos y falsos conceptos de políticas cambiarias.
Al respecto, entonces, será necesario que el ente monetario actúe con un rango de flotación libre lo suficientemente amplio como para asegurar que su intervención, cuando se producen movimientos exagerados, producto de apuros o acciones puramente políticas, se concrete sólo después de que se haya cumplido un tiempo de espera suficiente para permitir una normal y lógica respuesta positiva del mercado para normalizar el desequilibrio.
Y la última semana de Julio resultó la más complicada del mes, principalmente por los anuncios relacionados con la economía, que resultaron preocupantes, y toda la normativa que se conoció sobre el blanqueo de capitales que recién se inicia, en un ambiente de gran expectativa. Los datos que se conocieron fueron las caídas del 6,4% de la producción industrial, la del 19,8% en la construcción y 13,8% del empleo en ese sector y 52.516 puestos de trabajo en el privado.
Por otra parte el intercambio comercial retrocedió en el primer semestre 4,2% con relación al mismo período de 2015. Pero si bien la balanza comercial resultó superavitaria en 479 millones de dólares, este saldo positivo no se debe a un aumento en el valor total de las exportaciones sino a que las ventas al exterior cayeron menos que las importaciones. Además, el Banco Central optó el martes pasado por no dar ninguna sorpresa en el mercado y mantuvo la tasa de interés de referencia en el corto plazo en un 30,25% anual por tercera semana consecutiva, tal como se esperaba.
Mientras, el MULC argentino operó en las cinco jornadas sin novedades importantes y ambiente calmo, con un total transado de USD 1.904 millones, con un bajo promedio diario de USD 353 millones y de USD 381 millones en el mes. Ese escasa cifra facilitó un mayor equilibrio entre oferta y demanda, con mínimo en $ 14,8800 y máximo en 15,0950, sin intervenciones del BCRA. Por su parte, el Banco Nación fijó el viernes su cierre vendedor de transferencia en $ 15,0100 por dólar, -0,6% en la semana pero +0,2 en el mes, y el billete a $ 15,2000.