A pesar de la creciente incertidumbre global, las monedas de los mercados emergentes han sido bastante resistentes en el último par de semanas. Sin embargo, hay que reconocer que la volatilidad también aumentó temporalmente ya que los inversores prefieren mantener la cautela en el caso de que Donald Trump tuviera que hacer frente a un nuevo revés en la ejecución de su programa.
Después de borrar por completo las pérdidas de noviembre pasado y volver a alrededor de 3,05 en febrero, el real brasileño ha estado operando en un rango volátil desde entonces, cotizando entre 3,06 y 3,20, mientras los inversores esperan que emerja una mayor claridad sobre el panorama de Estados Unidos.
No hace falta decir que los desarrollos locales en los países de los mercados emergentes se han ignorado en gran medida recientemente -con la excepción de la agitación política en Sudáfrica a principios de esta semana- ya que los participantes del mercado estaban demasiado ocupados tratando de anticipar el próximo movimiento de Trump.
Una nueva tanda de datos económicos llegará desde Brasil en la jornada de hoy. Se espera que las ventas minoristas de enero sean del -4,3% interanual (frente al -4,9% de diciembre) o +0,5% intermensual (frente al -2% del mes anterior). La economía de Brasil se está preparando gradualmente hasta que el banco central alivie progresivamente su política monetaria.
La tasa Selic se encuentra actualmente en el 12,25%, pero el mercado anticipa que la tasa de referencia alcanzará el 9% a finales del año ya que se espera que la inflación retorne dentro del rango objetivo del BCB entre 4,5% +/- 1,5%. Con todo, mirando a los datos duros, parece que Brasil estuviera en el camino correcto, aunque en el ámbito interno la situación política está en agitación completa y la incertidumbre que se deriva de la misma debería evitar que el real regrese rápidamente hacia sus niveles anteriores a la recesión.
Por otra parte, las medidas de austeridad previstas por el gobierno demorarán aún más una pronta recuperación. Sin embargo, es un mal necesario para restablecer la confianza y atraer inversiones extranjeras. Las ganancias a corto plazo del BRL no se pueden descartar, ya que los inversores todavía están en búsqueda de rendimientos y la estabilidad temporal de Brasil es bastante atractiva.