Podríamos decir que estamos igual que en nuestro último post o desde el viernes pasado y en parte tendríamos razón. De hecho casi no sería necesario dar ningún retoque al gráfico y a los niveles que presenta. Sin embargo, decir que estamos igual que hace una semana no es en absoluto positivo, ya que eso quiere decir que seguimos jugando con fuego, aunque aún no nos hayamos quemado. Sin embargo, el riesgo a prenderse a lo bonzo va aumentando. A eso súmale que te rocíen con un poco de gasolina, que en términos prácticos, serían todos los principales índices europeos por debajo de sus resistencias y sin capacidad para conseguir superarlas. Si por lo menos por este lado tuviéramos buenas noticias, nos daría un poco de alegría y, tal vez, volvíamos a coger altura.
No soy muy de poner o analizar gráficos de corto plazo, pero es cierto que nos permiten también sacar conclusiones. Centrándonos en el IBEX, que al fin y al cabo es nuestro gran protagonista, podemos resumir algunas ideas: 1) la más evidente y que llevamos comentando en muchas ocasiones es que los 8.550 están actuando como stop para las caídas. 2) La directriz en el último mes es claramente bajista y tras rellenar el hueco del 2 de noviembre, su situación se ha hecho más delicada. 3) Unido a ello, los 8.765 se han convertido en soporte de corto plazo, pero en los 8.900 tenemos Fibo por partida doble y lo convierten también en un nivel a tener en cuenta. 4) En un escenario así y si no recibimos señales de cambio, lo más probable es que nos vayamos por debajo de los 8.550 por el principio de "tanto fue el cántaro a la fuente..."
En definitiva, situación complicada, que con el paso de los días ha ido a más. Cierto es que en la bolsa todo es posible, pero lo más probable es que hagamos una visita mínimo 8.400, con los 8.200 como soporte capital, en el que depositaríamos nuestras últimas esperanzas de ver un final de año por encima de los 9.360. De todas formas, qué grande suena ahora este hito, ¿verdad?