La película de la semana pasada fue protagonizada por las tensiones políticas en Italia y España y el actor secundario fue Donald Trump, quien decidió acabar con la exención de los aranceles del acero y del aluminio que había otorgado a la Unión Europea, México y Canadá. Como sucede en las películas más comerciales terminó bien, incluyendo una sorpresa en España y un vivieron felices (por el momento) en Italia. Sin embargo, el éxito alcanzado por la cinta amenaza con una secuela protagonizada con su actor secundario y cuyo resultado, como sucede con la mayoría de segundas partes, no se espera que sea muy buena.
Me refiero a los efectos comerciales que puede tener la decisión de Estados Unidos de continuar con los aranceles para Europa y la reacción de la Unión Europea de grabar también algunos productos estadounidenses. Además estamos ante un momento crítico en las negociaciones del acuerdo comercial de Estados Unidos con el gigante asiático y que no se encuentran en su mejor momento.
A partir de ahora, y una vez superados los momentos más difíciles del año para la Unión Europea desde el punto de vista político, la atención de los mercados se traslada de nuevo al resultado de las medidas proteccionistas que quiere implementar la administración Trump y que pueden penalizar el crecimiento económico mundial que vivimos actualmente.
Las tensiones políticas en Europa durante la semana han permitido aflorar oportunidades tanto en la deuda como en la renta variable, especialmente en el sector financiero. Aunque el resultado semanal en los mercados de renta variable se ha saldado con una caída del 2%, el rebote vivido el viernes apunta a una mayor estabilidad las próximas semanas. Tanto de lo mismo en el terreno de la deuda periférica y de la prima de riesgo.
La rentabilidad exigida a la deuda española a 10 años cerró en el 1,440% cuando durante la semana había superado el 1,60%. Al otro lado del Atlántico la semana se cerró con mejores cifras de creación de empleo que las esperadas y auparon al S&P 500 un 0,49% en la semana y el bono a 10 años estadounidense se mantuvo en el 2,90%.
Desde el punto de vista de las implicaciones para la inversión la situación actual nos previene para estar atentos al desenlace de las tensiones comerciales pero no supone que tengamos que cambiar de estrategia. Quizás las tensiones comerciales supongan un menor resultado de nuestras carteras este año y cierta ralentización, pero el ciclo expansivo por ahora no se encuentra comprometido.
En el terreno de las divisas y tras reducirse la presión sobre la consistencia del euro por el acuerdo de gobierno en Italia podríamos decir que el dólar puede haber encontrado su techo a medio plazo con respecto la divisa comunitaria. El euro cerró la semana en 1,168 dólares.
Los vaivenes sufridos por la deuda periférica esta semana, además de generar oportunidades, nos enseñan que el posicionamiento en este activo tiene que tener una vocación de permanencia a vencimiento marcando como objetivo base de nuestra inversión el retorno que ofrecen los cupones o la rentabilidad de entrada. Quién no tenga claro este concepto no debería posicionarse en este tipo de activo actualmente.
La semana en la que entramos estaremos pendientes de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China. Al final de la semana se conocerá la balanza comercial de China con Estados Unidos, aspecto relevante de estas negociaciones tras el compromiso de China de aumentar las importaciones de productos estadounidenses. Se conocerá el paró en España y el PIB de la eurozona. España volverá a subastar deuda a tres, cinco y diez años el próximo jueves. Veremos si en el resultado de la subasta le pasa factura el cambio de Gobierno.