El actual mandato de Jerome Powell como presidente de la Fed terminará en febrero de 2022, y el presidente Joseph Biden podría decidir renombrarlo como presidente de la Reserva Federal, aunque los más atentos podrían haber notado un cambio sutil en el discurso.
Por un lado, está la discusión —que fue poco determinante en el mejor de los casos cuando Alan Greenspan o Ben Bernanke esperaban a ser reelegidos— que parece haberse reactivado en las últimas semanas con respecto al futuro de Powell.
Continuidad y estabilidad frente a un círculo vicioso de diversidad
Luego está el hecho de que Biden ha hecho lo contrario de prácticamente todo lo que hizo el expresidente Donald Trump. Sin embargo, eso podría salir de cualquier manera, ya que Trump nombró a Powell, pero también rompió con la tradición de renombrar a los presidentes de la Fed para un segundo mandato sea cual sea su partido.
Lael Brainard, la alternativa más probable a la presidencia de la Fed, es la única candidata demócrata de la junta de gobernadores, y como mujer, encajaría con el impulso de una mayor diversidad. Brainard sacrificó obedientemente sus ambiciones de ser secretaria del Tesoro en deferencia a Janet Yellen, e incluso aunque no haya habido un acuerdo formal, los poderes demócratas podrían creer que le deben una.
Pero también podría estar atrapada en un círculo vicioso de diversidad. Los progresistas llevan meses esperando que Biden nombre a un economista negro para el puesto vacante de la junta, siendo Lisa Cook de Michigan State y William Spriggs de AFL-CIO los nombres más mencionados.
Brainar, hija de un diplomático estadounidense que nació en Alemania y creció principalmente en Europa, es blanca, con la clásica educación de élite en Wesleyan y Harvard. Cook, por el contrario, se graduó en la históricamente negra facultad de Spelman, en Atlanta, y estudió un master en Senegal para después doctorarse en economía en Berkeley (LON:BKGH). Spriggs fue a Williams y obtuvo su doctorado en la Universidad de Wisconsin, en Madison.
Dennis Kelleher, director de un grupo de defensa izquierdista que comenta a menudo sobre la Fed, ha criticado a Powell por ser demasiado laxo en la regulación bancaria y ha dicho recientemente que el presidente no ha sido un buen líder en materia de política climática. Legisladores demócratas como los senadores Sherrod Brown y Elizabeth Warren también han criticado el historial de regulación de la Fed bajo el mandato de Powell.
A los legisladores republicanos les gusta Powell, lo que puede no venirles bien. Los economistas creen en general que será reelegido, pero ¿cuándo fue la última vez que acertaron?
Lo principal a favor de Powell es que su reelección indicaría continuidad y estabilidad. El personal de Biden podría pretender emparejar la reelección de Powell con un candidato negro progresista. (Powell no tendría que dejar la junta si no fuera reelegido presidente, pero es muy raro que alguien se quede tras dejar el cargo).
Mientras tanto, un informe publicado la semana pasada por la Oficina Nacional de Investigación Económica, utilizando inteligencia artificial y análisis de voz, concluyó que Powell era el más negativo de los últimos tres presidentes de la Fed. Los investigadores argumentaron que el tono de sus respuestas en las ruedas de prensa era más negativo que el de sus predecesores inmediatos, Janet Yellen y Ben Bernanke, y que eso tendía a influir negativamente en las reacciones del mercado.
Se espera que los responsables de la política monetaria discutan el programa de compra de bonos de la Fed en la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto de esta semana, y los inversores se sentirán decepcionados si Powell no dice al respecto, aunque sólo sea para insinuar un plazo para la reducción de las compras.
Un resurgimiento de las infecciones por COVID-19 debido a la variante Delta le está dando a la Fed cierta cobertura para posponer la decisión, ya que ahora es más difícil predecir el curso de la economía.
La variante es un arma de doble filo. Una nueva ola de infecciones, especialmente si viene acompañada de la reimposición del uso de la mascarilla y otras restricciones, podría interrumpir aún más las cadenas de suministro, haciendo subir los precios, aunque también podría interrumpir la recuperación en sí, lastrando la demanda.