Después de un terrible invierno y una primavera sombría, los inversores de Tesla Inc. (NASDAQ:TSLA) finalmente ven algunos indicios de que el verano será más brillante.
El fabricante de automóviles eléctricos anunció la semana pasada una cifra récord de entregas, diciendo que enviaría 95.200 coches en el segundo trimestre, superando el récord anterior de la compañía registrado en 90.700 en el cuarto trimestre de 2018. Los analistas esperaban unas 91.000 entregas durante este período.
El titular sin duda supuso un soplo de aire fresco para la empresa. Las compras del sedán Model 3 más barato de Tesla descendieron drásticamente en el primer trimestre, incluso después de varias rondas de recortes de los precios.
Heridas por una serie de errores cometidos en el último año, las acciones de Tesla habían perdido casi la mitad de su valor entre noviembre y mayo. Pero, aunque han descendido durante las dos últimas sesiones, las acciones han subido un 12,6% desde principios de junio y se situaban en 230,34 dólares al cierre de ayer.
Sin embargo, a pesar de este nuevo impulso, los problemas a los que se enfrenta Tesla están lejos de solventarse, en nuestra opinión.
Una de las razones principales que nos siguen preocupando es que el camino de Tesla hacia la rentabilidad está todavía lleno de peligros. Aunque la compañía ha sido capaz de entregar más coches en el segundo trimestre debido a la fuerte demanda de los mercados europeos y canadienses, su Model S y Model X, de mayores márgenes, siguen en apuros.
Las entregas de estos dos modelos en conjunto descendieron hasta 17.650 en el trimestre, más del 20% menos que hace un año y un 50% menos que en el trimestre anterior. Muchos analistas temen que el Model 3 más barato está canibalizando la venta de coches más caros del fabricante de automóviles, lo que dificulta aún más a la empresa los beneficios a largo plazo.
Ambicioso objetivo
Incluso con el aumento trimestral de la demanda, no está claro si serán capaces de cumplir su ambicioso objetivo de 2019: entre 360.000 y 400.000 automóviles Tesla. El comunicado de prensa de Tesla fue tranquilo en este sentido. El crédito tributario federal de Estados Unidos para los vehículos eléctricos de cara a la segunda mitad del año que termina en 2020 ha disminuido, lo que le pondrá aún más difícil a la empresa vender más coches en Estados Unidos durante el segundo semestre.
Y Tesla puede confiar otra vez en los mercados extranjeros para llenar la brecha, mientras mantiene bajo control al mismo tiempo sus costes de transporte y logística. Debido a estas persistentes preocupaciones, muchos analistas de Wall Street aún no están listos para cambiar su opinión negativa sobre Tesla, a pesar de la positiva sorpresa de la semana pasada.
"Creemos que la demanda seguirá descendiendo de forma secuencial, y en última instancia también las entregas, según avance el 3T de 2019", escribió David Tamberrino, analista de Goldman Sachs (NYSE:GS), en una nota. Tamberrino asigna una calificación de "venta" a las acciones con un precio objetivo de 158 dólares.
El analista de Barclays (LON:BARC), Brian Johnson, que asigna a las acciones la calificación de "subvaloradas" con un precio objetivo de 150 dólares, expresó opiniones similares en una nota reciente:
"Los incentivos de Tesla se centran firmemente en maximizar las entregas para centrarse en la generación de efectivo, probablemente a expensas de la rentabilidad. Seguimos creyendo que habrá más pérdidas este trimestre, así como un entorno difícil de ventas/ganancias el resto del año".
En conclusión
Las acciones de Tesla siguen siendo una apuesta altamente especulativa. Su elevada valoración frente a la de sus homónimos del sector es difícil de justificar cuando el panorama de demanda es poco alentador y la empresa sigue enfrentándose a cuestiones complicadas de flujo de efectivo. Sería mejor que los inversores ignoraran el ruido creado por las positivas cifras de entregas y se centraran en el próximo informe de resultados del 2T de la empresa para obtener una mayor claridad.