El crecimiento del vasto sector de servicios de Estados Unidos se aceleró a su mayor ritmo en un año en febrero, ayudado por un aumento en los nuevos pedidos y en la demanda por exportaciones, según mostró el martes un informe de la industria.
El Instituto de Gerencia y Abastecimiento (ISM, por sus siglas en inglés) dijo que su índice del sector de servicios subió a 56 desde 55,2 en enero, superando las estimaciones de los economistas, que eran de 55. Fue el mayor nivel desde febrero de 2012.
Una lectura superior a 50 indica expansión en el sector.
El índice de nuevos pedidos saltó a 58,2 desde 54,4, mientras que los pedidos de exportaciones subieron a su mayor nivel desde mayo del 2007, a 60,5, desde una lectura de 55,5 en enero, mostró el informe.
Tras alcanzar un récord intradiario al comienzo de la sesión del martes, el promedio industrial Dow Jones extendió sus ganancias luego de la divulgación del dato del sector de servicios.
“Sin duda que este fue un número positivo”, comentó Michael Woolfolk, estratega cambiario de BNY Mellon. “Refleja una mejoría y refuerza la visión de que la economía sigue mejorando y debería contribuir a ganancias que han impulsado al mercado accionario a un nuevo récord”, añadió.
La medida de los pedidos acumulados estaba a su mayor nivel desde mayo del 2011, en 54,5, contra 49. Sin embargo, el índice de empleo se debilitó levemente, a 57,2 desde 57,5 en enero.
El sector de servicios pareció expandirse pese al recorte de gastos y mayores impuestos a las nóminas del Gobierno estadounidense, que han reducido la ganancia disponible de los consumidores.
El informe del ISM del sector manufacturero, divulgado la semana pasada, mostró que las fábricas en Estados Unidos crecieron a su ritmo más rápido en 20 meses en febrero.
“Con todo, el dato se ajusta con el mensaje del ISM manufacturero de que el lado de la oferta en la economía está navegando las primeras etapas del reciente endurecimiento fiscal notablemente bien y presumiblemente no está viendo una desaceleración significativa en la demanda”, afirmó Alan Ruskin, jefe de estrategia cambiaria del G-10 en Deutsche Bank en Nueva York.