Los halcones de la inflación esperan incrementos en los precios por la sequía del Medio Oeste.
Se prevé que la sequía ejercerá presiones alcistas sobre la inflación general, aunque el aumento de los precios de los alimentos todavía tiene que repercutirse en el consumidor
Los resultados de la función de respuesta a impulsos muestran que un incremento de 10% en los precios de los productos agrícolas podría dar lugar a un aumento de 1.1% en el IPC en el primer trimestre después del choque
En última instancia, es probable que los efectos del precio de la sequía sigan repercutiendo en 2013, pero su impacto debería ser limitado en las expectativas de inflación a largo plazo
Las preocupaciones por la inflación han disminuido considerablemente desde que aumentaran los precios del petróleo a comienzos de 2012. A lo largo del segundo trimestre, el índice general de precios se mantuvo plano o incluso descendió, repuntando únicamente en agosto y septiembre cuando los precios de la energía subieron de nuevo. Por otro lado, el sector alimentario, sometido a una estrecha vigilancia, ha mostrado muy poco movimiento en términos mensuales; la inflación arrojó un promedio de solo 0.1% durante el tercer trimestre. Además, en términos anuales, la inflación alimentaria se ha desacelerado desde diciembre del año pasado, y ha bajado de 4.6% a 1.6% (Gráfica 1). La preocupación por que la sequía del Medio Oeste repercuta a la larga en los precios de la alimentación va en aumento, pero la cuestión es cuándo podemos esperar ver tales efectos.
Observatorio Económico
En comparación con la energía, la inflación alimentaria a menudo se pasa por alto a corto plazo, pues las tendencias son mucho más estables en el tiempo. La volatilidad de los precios del petróleo sigue preocupando a los consumidores dado que su mecanismo de transmisión es más inmediato. La relativa importancia de los componentes de los alimentos y de la energía en el Índice de precios al consumidor, que mide cómo distribuyen los consumidores los gastos a medida que cambian los precios con el tiempo, indica un ligero cambio en la importancia y una pequeña brecha entre los componentes alimentario y energético (Gráfica 2). Aún así, los precios de los alimentos representan una mayor cuota del índice y por consiguiente atraerán la atención una vez que tenga efecto el choque de oferta provocado por la sequía. La parte positiva es que los consumidores se beneficiarán de prepararse con antelación para el aumento temporal en los precios de los alimentos.
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La sequía del Medio Oeste, la caída de la oferta y el impacto sobre el IPC
Los analistas han ido haciendo un seguimiento de los patrones climáticos y de las condiciones de sequía a lo largo de los últimos meses, con la esperanza de que las tendencias cambien a mejor. Pero el daño ya está hecho. La National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) informó de que en septiembre aproximadamente el 37% del territorio de Estados Unidos estaba sufriendo una sequía entre"grave y extrema", lo que supone un ligero descenso con respecto a los meses anteriores, pero sigue siendo una porción significativa de los principales estados productores de cultivos. Al 2 de octubre, una sequía entre "moderada y excepcional" afectaba a más del 60% de los Estados Unidos (Gráfica 3). Los agricultores confirmaron que esta es una de las peores sequías que han sufrido en casi 50 años, y su resultado será una importante pérdida de producción en comparación con las previsiones anteriores a la sequía (28% y 18% de la producción de maíz y de soya de EEUU, respectivamente).
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La reducción de la oferta de los principales productos agrícolas permea en toda la cadena alimentaria y repercute en otros productos cuya producción depende de los cereales, como la carne, los productos lácteos, la carne de ave, etc. El retraso del mecanismo de transmisión permite un efecto pass-through más gradual del aumento de precios a los consumidores, pero los productores ya están notando la presión. Los precios de los productos alimentarios crudos han aumentado considerablemente en los últimos meses, acelerándose hasta llegar a un crecimiento de 5.2% en términos anuales. Algunos están tomando medidas drásticas para evitar hacer frente a costos más elevados; muchos ganaderos están sacrificando más ganado a corto plazo para no tener que pagar la alimentación de los animales, lo que podría bajar los precios de la carne ahora, pero estos precios volverán a subir en la primavera de 2013 una vez que los ganaderos consigan poner en orden sus negocios. Fuera de EEUU, otros países exportadores de productos agrícolas también están notando los efectos de la sequía. Así, la opción de incrementar las importaciones como método para contrarrestar el efecto precio está algo limitada en este caso.
Dejando a un lado el componente alimentario del IPC, varios índices de precios de contado y de futuros ya muestran signos de la mayor inflación que se avecina. El índice S&P GSCI Agricultural Commodities Nearby, por ejemplo, tiende a adelantarse al IPC más o menos en un trimestre y ha mostrado un aumento significativo de los precios en los últimos meses (Gráfica 4). Según el índice, los precios de los productos agrícolas han aumentado cerca de 30% desde mayo, llegando a alcanzar los niveles más elevados de que se tenga registro. El crecimiento anual ha vuelto a las tendencias alcistas.
En vista de los movimientos adelantados del índice S&P Agricultural y el IPC, utilizamos este indicador en una función de respuesta a impulsos simple para mostrar el impacto de un incremento de 10% en los precios de los productos agrícolas. Tal como se esperaba, los resultados muestran que el mayor impacto sobre el IPC es probable que se produzca en los dos primeros trimestres tras el choque, para moderarse después de forma relativamente rápida pasados unos cuantos trimestres (Gráfica 5). Según nuestras previsiones este choque podría alcanzar a los consumidores a finales de año, impulsando el índice general de precios en aproximadamente 1.1%. Las presiones alcistas seguirían en 2013. Nuestras estimaciones son coherentes con la investigación llevada a cabo por el Departamento de Agricultura de EEUU, que prevé que la inflación anual se situará entre 3.0% y 4.0% en 2013, una cifra similar a la tasa de 2011.
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Conclusión: es probable que en 2013 aumenten los precios de los alimentos
Los mercados se han mantenido alerta en espera de que el índice de precios al consumidor muestre indicios de aumento de la inflación alimentaria como consecuencia de la grave sequía del Medio Oeste, pero los consumidores no se han visto afectados hasta ahora. Por desgracia, es probable que estemos experimentando la calma que precede a la tormenta, y muchas tiendas informan de que los consumidores están haciendo acopio de alimentos mientras pueden. Aunque el impacto de los precios de los alimentos sobre la inflación no es inmediato debido a su mecanismo de transmisión retardada, si la sequía continúa estropeando las cosechas, creemos que aumentarán las presiones de este componente más adelante en este año y en 2013.