Emilia S. es una vieja amiga. La conocí hace cuarenta años en la Bolsa. Se defendía muy bien. Operaba casi todos los días con éxito. Eran otros tiempos. Como con ella una vez al mes. La última comida fue toda una lección de realismo. "Me aburro mucho. El negocio lo regentan mis hijas y la Bolsa hace mucho, que desapareció para mí. No se actuar contra máquinas y demonios. Tampoco sé defenderme en una situación política confusa e incierta a nivel global, con gobiernos populistas y, como en el español, gobiernos que no han sido votados y están en minoría. Pero no hablo de política. No es mi parcela favorita. Lo que más me preocupa en estos momentos es el desenlace de los acontecimientos respecto a la retirada de estímulos por el BCE. Es cierto que el señor Draghi salvó Europa en su momento y evitó la intervención del Reino de España. Considero, no obstante, que no sabe salir de esta situación, que no encuentra la vía de salida. Por eso mira para otra parte...".
"Los ahorradores nos hemos visto obligados a asumir riesgos innecesarios, que nos pasarán facturas muy altas, como la compra de Bolsa o de inmuebles. Y todo, porque mantiene los tipos de interés en el congelador, bajo cero. El señor Draghi alude al objetivo de inflación. Que venga conmigo y pateemos juntos todos los mercados y supermercados de Italia, Alemania, Francia, Portugal y España. Comprobará que la inflación ya hace meses que llegó y que la inflación oficial no se corresponde con la inflación real...".
"Me dice una amiga que los precios no han subido, que soy una aguafiestas. Hace unos días fuimos a un gran supermercado. En efecto, los precios de los artículos se mantienen, salvo en frutas y verduras y pescados, que han subido fuerte ¿Qué pasa con el resto? Muy fácil. Hagan amigos lectores la prueba. Los yogures tienen menos yogur; el pan, además de ser de pésima calidad en casi todas partes, pesa menos para una misma unidad; los detergentes, más de lo mismo; el papel del váter, idem ¿Se han fijado en los botellines de cerveza? Abundan ya las referencias de menor capacidad. Y así, un elevado número de productos...".
"¿Otros servicios? Gasolinas, gasóleos al alza. Servicios médicos, guarderías, telefonía y accesorios tecnológicos, más de lo mismo. La inflación, en fin, ha llegado. Que no le engañen. Y lo peor, el BCE de vacaciones..."
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Hace tiempo, Alex T. analista londinense, me decía que tanto la inflación como el PIB se han convertido en mitos, porque la inflación y el PIB de hoy no son los de ayer y, a buen seguro, no serán los de mañana, por el cambio de actores en la Economía Global, ahora cada vez más dependiente de los continuos avances tecnológicos. Inflación y PIB a los que se les concede, en la actualidad, un protagonismo extremo a la hora de decidir medidas monetarias menos ultralaxas. Los bancos centraes deben revisar, por tanto, sus modelos y ponerlos al día.
Hay más, hace unas semanas salto la noticia (ya vieja en otros lares y hogares del viejo y nuevo Continente) de que el Reino Unido detecta más de 2.500 productos que han reducido su tamaño, pero no su precio: 2.529 productos, la mayor parte dentro de la categoría de alimentación y bebidas, han reducido su tamaño desde 2012 sin bajar de precio, según un estudio realizado por la Oficina Nacional de Estadística de Reino Unido (ONS), que cuestiona el impacto del 'Brexit' o de la evolución del precio de las materias primas en las decisiones de las empresas.
Por el contrario, el estudio constata que en el mismo periodo de tiempo únicamente 614 productos han registrado un aumento de tamaño sin que este incremento se haya traducido en un mayor precio. Este fenómeno, conocido como 'shrinkflation', parece no haber tenido un impacto particularmente destacado sobre la evolución de la inflación, señala la oficina estadística británica, con la salvedad de la subcategoría de azúcares, mermeladas, chocolates y golosinas, donde desde 2012 la reducción de tamaño de los productos ha contribuido al aumento de precios en 1,22 puntos porcentuales...