La inminencia de un default de Estados Unidos generó que el martes a última hora la agencia calificadora Fitch diera el primer paso en rebajar la deuda de ese país. Las otras agencias miran con atención los hechos, listas para accionar en cualquier momento.
El humor de los mercados se torna pesimista a medida que pasan las horas, y que los legisladores norteamericanos siguen mostrando un nivel de irresponsabilidad sin precedentes. Por caso, la bolsa de Nueva York había iniciado su sesión del martes al alza, con la esperanza de que un acuerdo destrabara el conflicto político local, y cerrando con pérdidas la jornada, al pasar un día más sin solución alguna.
El problema es que, si bien hay un consenso en pensar que todo se va a resolver, los días, las horas, van pasando y no se resuelve.
Ya no queda más tiempo. Las 24 horas que siguen son definitorias para saber si finalmente Estados Unidos quedará técnicamente en situación de default o, como esperan los mercados, terminará por implementar alguna solución de emergencia que, más llevado por el optimismo que por la razón, el mundo cree que el Gobierno de Obama puede tener bajo la manga.
Como fuera que se resuelva la situación, la reputación de la primera economía del mundo quedará muy dañada, y uno se pregunta que puede llevar a potencias como China o Japón a seguir financiando a un estado que no cumple con sus obligaciones en tiempo y forma solo por pujas políticas internas.
Evidentemente, la respuesta es que el deudor es su principal mercado, y los favores mutuos son imprescindibles en estas instancias. Pero cuesta pensar que estos países seguirán tomando con la misma seriedad a los papeles que hasta hace días eran el refugio de todo inversor dispuesto a proteger su capital en tiempos de crisis.
Será este el momento en que Alemania, o también Japón, surjan como líderes indiscutidos, como lo es Estados Unidos hasta el momento? No parece que aún haya llegado ese momento. Ninguno de estos países, más allá de presentar cifras de PBI enormes, de ser potencias industriales, y de liderar sus respectivos bloques económicos, aparecen como reemplazantes de un mercado que acapara el 25% del consumo de bienes y servicios del mundo.
En este contexto, el mercado de divisas ofrece variantes muy acotadas, con el euro, la libra Esterlina y el yen en estrechos rangos de precios, a la espera de noticias.
Cada acuerdo que se está por votar en el Congreso le da fuerza al dólar. Cada cancelación de esos acuerdos, lo hace trastabillar.
En el corto plazo no aparece un claro ganador, aunque el euro y la libra han tomado impulso alcista en las horas de inicio de la sesión del miércoles, y los gráficos de 4 horas estiran estos movimientos a la sesión americana.
El yen es claramente el árbitro en esta instancia, y puede convertirse en el claro ganador si Estados Unidos entra el default finalmente. El euro y la libra podrían también ganar posiciones, pero en forma mucho más acotada, al igual que el franco suizo.
En cualquier caso, será conveniente tener mucha precaución a la hora de colocar posiciones, porque de un momento a otro puede resolverse la situación fiscal de Estados Unidos, dando lugar a movimientos totalmente imprevisibles.
Los fundamentales del día, que no son además datos clave, pasarán nuevamente desapercibidos.