El gas natural es una de las principales fuentes de energía, sin embargo, muchos lugares que utilizan y necesitan gas para su desarrollo se encuentran localizados lejos de los campos de gas. Así, el transporte de gas mediante viaductos puede ser extremadamente costoso y hasta poco práctico. En este marco toma especial relevancia el LNG (Gas natural licuefaccionado, por sus siglas en ingles).
El LNG se consigue mediante la conversión del gas natural (especialmente metano) a líquido, exponiéndolo a muy bajas temperaturas (- 160° C), lo que permite un transporte eficiente y seguro. El LNG es un líquido claro, incoloro y no tóxico que puede ser transportado y almacenado más fácilmente que el gas natural ya que ocupa 600 veces menos espacio. El mismo es transportado en barcos y una vez en destino vuelve a su estado gaseoso mediante procesos de regasificación en instalaciones a tales efectos (pueden ser barcos regasificadores y plantas de regasificación), para finalmente ser inyectado en el sistema.
Desde su origen, con la construcción de la planta de Arzew en Argelia en la década de 1960, el LNG ha tomado especial relevancia. Las proyecciones sumamente positivas en relación al desarrollo y crecimiento del gas natural a nivel mundial está dando lugar a importantes decisiones sobre inversión en el sector y modificando la tendencia de vincular contratos de gas tomando como referencia el precio del crudo, para dar lugar a una formación de precio específica vinculada al precio del gas en contratos spot o a largo plazo.
La demanda global de gas natural ha venido creciendo desde el año 2000 a razón de aproximadamente 2,7% anual, mientras que la demanda de LNG lo ha hecho al 7,6% durante el mismo período. La International Energy Agency (IEA) ha pronosticado una participación creciente del gas natural en el mix global de energía, yendo de 21% en 2010 al 25% en 2035. Sin perjuicio de esto, las proyecciones de crecimiento de demanda para el LNG son aún mayores. Las expectativas de buena parte del sector señalan un crecimiento anual hasta 2020 de entre un 5% y 6 %, disminuyendo algunos puntos porcentuales con posterioridad a esa fecha.
En este contexto, el mercado que más LNG demanda anualmente es el mercado asiático, siendo Japón, Corea del Sur y Taiwán los principales importadores. Estos tres países, altamente industrializados pero con limitadas dotaciones de recursos energéticos a nivel doméstico, representaron en el año 2012 la mitad de la demanda global de LNG. En una misma línea, se espera que China e India sigan un patrón de demanda similar en el futuro próximo. El último plan quinquenal para “gasificar” la economía china prevé duplicar la participación de gas como fuente de energía entre 2010 y 2015.
Por su parte, el mercado europeo también prevé aumentar su demanda como consecuencia del declino de la producción local (principalmente del Mar del Norte), cierto crecimiento económico y la asunción de compromisos vinculados a medio ambiente con base en el Protocolo de Kioto.
A su vez, y más allá de este enfoque regional de la demanda, lo cierto es que cada vez más países se suman a la lista de países importadores de LNG. Entre los años 2008 y 2012 Brasil, Canadá, Chile, Kuwait, Indonesia, Países Bajos, Tailandia y Emiratos Árabes comenzaron a importar LNG. En 2013 se sumaron Malasia, Singapur e Israel, llevando el número de países importadores a 29.
Por el lado de la oferta del LNG, históricamente la región de Asia Pacífico ha ido a la cabeza. Brunei, Indonesia, Malasia y Australia han representado la oferta global más importante durante años. Sin embargo, en el último tiempo esta región ha sido complementada por la aparición de países del Medio Oriente, principalmente Qatar. De este modo, para el año 2013 la oferta Qatarí representaba el 42% de la oferta global de LNG, mientras que su par asiático ofrecía al mundo 30%.
En este marco, las expectativas sobre proyectos de ampliación de facilidades de LNG a nivel global están creciendo más rápidamente que la capacidad económica de la industria para desarrollarlos. Asimismo, el surgimiento de nuevos importadores y las modificaciones en las matrices regionales y los patrones de oferta-demanda han resultado en importantes cambios para la industria en años recientes. El cambio más significativo y notable ha sido el re direccionamiento de importantes volúmenes de gas provenientes principalmente de Medio Oriente y con destino Europa hacia el mercado asiático.
América Latina también ha empezado a hacerse un lugar como destino del LNG, con precios sumamente convenientes (Brasil y Argentina, por ejemplo), convirtiendo a la región en un mercado atractivo. En un mismo sentido, las expectativas sobre mayor flexibilidad contractual (diversificación de destinos, re-exportaciones, entre otros) es una apuesta fuerte que contribuirá a una mejor interconexión entre regiones y mercados, aumentando la liquidez de estos últimos.
Sin embargo, y a pesar de estas buenas proyecciones, no existe aún un precio global estandarizado, de estructura única y generalizada para el mercado de LNG. Más bien, existen todavía fuertes dinámicas regionales de importaciones y exportaciones conectando mercados regionales.