Habrá reunión del G-20 durante los dos próximos días, viernes y sábado. En esas cumbres, que reúnen a los Jefes de Estado y de Gobierno más poderosos del mundo junto con sus banqueros centrales y ministros de finanzas, se abordan temas relacionados con la estabilidad financiera internacional, las reformas económicas y el rumbo que se quiere imprimir a la economía global.
Hasta hace poco había un cierto consenso sobre hacia dónde se quería ir en un mundo cada vez más globalizado. Las principales potencias promocionaban el libre comercio con reglas iguales para todos como mecanismo para favorecer la recuperación económica mundial, cuidando siempre de limitar las tentaciones de incurrir en devaluaciones competitivas; o se habían comprometido a construir un sistema financiero más seguro, con normas y exigencias más estrictas para la banca (Basilea III); o, ante las evidencias de calentamiento global, se había cimentado la conciencia de que el desarrollo económico y el bienestar humano debía hacerse compatible con un mayor respeto y cuidado con el medioambiente. Por otro lado, en lo político existía una cierta concordia, con la excepción de Rusia: el conflicto en Ucrania, la anexión de Crimea y la guerra civil de Siria era causa de desencuentros entre el G-20 y el gobierno de Vladimir Putin.
Ahora bien, esta cumbre en Hamburgo será muy diferente. A esa ciudad alemana, que da nombre a la hamburguesa, llegará el presidente de Estados Unidos Donald Trump, de ascendencia germana y gran devorador del alimento icónico de la cultura americana. Su presidencia, en pocos meses, ha hecho saltar por los aires todo el tablero de consensos del G-20. Primero, aboga por el proteccionismo. Él arguye que el libre comercio roba empleos a Estados Unidos y lo endeuda. Y para ratificarlo podría recurrir al siguiente dato: en el 2016, Estados Unidos registró un déficit de 690,300 millones de dólares (mdd) con el resto de países del G-20, con China (347,000 mdd) y México (63,200 mdd) a la cabeza junto con Alemania y Japón, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos. Segundo, propone desregular al sistema financiero. De hecho, ya está en ese proceso: el 8 de junio, la Cámara de Representantes votó a favor de una nueva propuesta de ley destinada a desmantelar la ley Dodd-Frank que promulgó Barack Obama. Y tercero, el gobierno de Trump abandonó intempestivamente el Acuerdo de París.
Pero además, en lo político, el clima se ha enrarecido. Para empezar, la administración de Trump ha realizado esfuerzos para acercar posturas con Rusia, lo que ha incomodado al resto de aliados tradicionales, si bien esa inclinación se ha enfriado ante las investigaciones de una posible injerencia del gobierno de Vladimir Putin en las elecciones presidenciales que llevaron a Trump al poder. En Medio Oriente, el problema de Siria se sigue sin resolver, y mientras Estados Unidos mantiene su política de vencer al Estado Islámico, Rusia se concentra en defender a su aliado Bachar al Asad. Finalmente, el lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte, la multimillonaria venta de armamento de Estados Unidos a Taiwán, quebrando la política de “una China”, y las recientes maniobras de un buque de guerra estadounidense junto a un conjunto de islas artificiales que el gobierno de Beijing construye en el mar del sur de China ha enconado las relaciones con el presidente chino, Xi Jinping.
En lo que se refiere a Europa, se sabe que Trump no hace muchas migas con la canciller alemana, Angela Merkel, anfitriona de la cumbre. Y que con el eje franco-alemán fortalecido tras la victoria de Emmanuel Macron en Francia, Europa ha levantado un frente común contra Trump para evitar que el presidente estadounidense haga descarrilar la agenda europea. Así las cosas, con el consenso del G-20 hecho añicos, el comunicado conjunto que se emitirá al término de la cumbre, generalmente poco sustancial y novedoso, se verá aún más limitado. Con el fin de contentar a todos, se tendrán que eludir algunos asuntos espinosos y su redacción tendrá que ser muy diluida. Así las cosas, con el multilateralismo muy dañado, todo el intríngulis del G-20 se concentrará en las reuniones bilaterales, un espacio en el que Trump se mueve más cómodo.
Y ninguna atraerá más atención que la que el propio Donald Trump tendrá con su ídolo, el presidente ruso Vladimir Putin. Será el viernes, y no consistirá en una reunión informal, sino en un encuentro oficial en toda regla, el primero que sostendrán en privado ambos mandatarios desde que Trump llegó a la Casa Blanca. El presidente estadounidense, desde tiempo atrás, se ha mostrado proclive a levantar algunas sanciones a Rusia derivadas de su anexión a Crimea, pero en el actual contexto no lo tendrá fácil. Además, y dadas las investigaciones que el fiscal especial Robert Mueller está conduciendo para dilucidar si hubo contactos entre el equipo de campaña de Trump y altos funcionarios rusos y si pudieron influir en las elecciones estadounidenses, deberá primar la discreción. Pese a la relevancia del encuentro, no se ha revelado una agenda específica sobre los asuntos a tratar.
Otra reunión importante a dos bandas será la de Donald Trump con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, la primera luego de que se cancelara aquella prevista en Washington a finales de enero ante los ataques del presidente estadounidense a México y su insistencia de que se construiría el muro y lo pagarían los mexicanos. En ella, el gran tema será la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Ya no se habla de eliminar el TLCAN, sino de modernizarlo. En Estados Unidos se ha iniciado un proceso de audiencias públicas con el objetivo de recibir propuestas, y para mediados de agosto se prevé que se inicien las negociaciones con México. Por otro lado, veremos si Trump saca de nuevo a colación el tema del muro: para él sigue siendo una prioridad y espera construir algunos prototipos durante el verano.
Sin embargo, la administración de Peña Nieto tampoco ha estado de brazos cruzados. También se reunirá con el presidente chino, Xi JinPing. Mientras Estados Unidos amenaza con imponer aranceles a China y México, dos de los países con los que trae conflictos comerciales por los elevados déficits que encarnan, esos dos mismos países andan viendo, al mismo tiempo, cómo estrechar sus lazos y ya han puesto la posibilidad de un tratado de libre comercio sobre la mesa. El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ya programó un viaje a China para el mes de septiembre, aunque no está muy clara la ventaja comercial que un tratado de ese calibre supone para México y quizás sólo se trate de un farol para ganar poder de negociación. México, pese a no tener tratado comercial con China, ha visto cómo su economía se ha inundado de productos chinos: en el 2016, registró un déficit comercial de 64,100 mdd, el más abultado que posee México, cuando en el año 2000 el déficit no llegaba a los 3,000 mdd.
Pero además, Donald Trump también se reunirá con Xi JinPing, y Xi JinPing con Merkel. Y mientras a nivel multilateral será una reunión muy incómoda, a nivel bilateral tratarán de buscarse afinidades: los europeos, en un esfuerzo por aislar a Trump; Trump, con el deseo de aliarse con Rusia; y China, aprovechando los encontronazos entre unos y otros, trata de de ocupar los espacios que van dejando para ganar más presencia e influencia global.
INFOGRAFÍA
La agenda del presidente Trump hará añicos los planes que ha traído el G-20 en los últimos lustros. Frente al libre comercio propugna el proteccionismo. Para sostenerlo, puede argumentar el déficit que sostiene Estados Unidos contra los propios países del G-20, de 690,300 mdd en el 2016, destacando los que tiene con China, Japón, Alemania y México…
Fuente: Oficina del Censo de EU
… Trump ha insinuado poner aranceles sobre los productos de China y México. Al mismo tiempo, el presidente de China Xi JinPing y el de México, Peña Nieto, comienzan a explorar posibilidades para estrechar sus lazos comerciales. México tendrá que ser muy cuidadoso: México ha sufrido un severo deterioro comercial con China, con quien posee el déficit más elevado…
Fuente: Inegi
… otro contencioso ha surgido por el abandono de EU del Acuerdo de París. Su argumento es que la economía estadounidense ha perdido competitividad por los esfuerzos por preservar el medio ambiente mientes China y la India siguen contaminando. Europa, que es la región donde más se han reducido la emisión de gases, apuesta por el Acuerdo de París…
Fuente: BP (LON:BP) Reporte Estadístico de Energía Mundial 2017
… además, pese a que China es actualmente el país más contaminante, también es el que está realizando los mayores esfuerzos por reducir la emisión de gases de efecto invernadero. En el 2016, la nueva inversión en energía renovable de China fue de 78,300 mdd, comparado con 46,400 mdd por parte de EU o 60,000 mdd de todo Europa.
Fuente: Bloomberg.