La libra esterlina acompañó, aunque a un ritmo menor, la baja del euro. La divisa británica no tiene tantos desafíos por delante, y podría caer más como consecuencia del desplome del euro que por culpa propia.
Algo similar sucede con el yen, que sin datos tan importantes a la vista, quebró, nuevamente, la zona de 120 unidades, en un movimiento técnicamente previsible.