Todos hemos sido testigos de las negociaciones que, en los últimos meses, habían tensado las relaciones entre Grecia y sus acreedores. El Gobierno griego se había encerrado en banda ante unas medidas de austeridad que consideraba intolerables para su país y ante las que llegó a plantear un referéndum que dio la victoria al “NO”, convenciendo al pueblo heleno de que tendrían mayor fuerza con esa decisión para negociar a su favor.
De poco le ha servido a Tsipras el voto del pasado domingo. Para poder acceder a un nuevo rescate y ganarse de nuevo la confianza de sus socios europeos ha tenido que aceptar unas condiciones que, según muchos expertos, son mucho más duras de las que planteó Bruselas en un principio. Ahora, para recibir 50.000 millones de euros en los próximos tres años, Syriza se ha tenido que comprometer a lo siguiente:
- Reforma del IVA: Ha prometido unificar el impuesto al 23% con ciertas excepciones, que incluyen alimentos básicos, energía, hoteles y agua. De momento, estos bienes mantendrán un impuesto del 13%. Se ha comprometido a aumentar el IVA en las islas más grandes, salvaguardando las más pequeñas.
- Reforma de las pensiones: Se eleva la edad de jubilación a los 67 años y se congelan las pensiones hasta 2021. Además, desincentivará el retiro anticipado y eliminará de forma gradual una subvención a pensionistas de bajos recuerdos. Esta reforma deberá presentarse en firme al Parlamento antes del miércoles por la noche.
- Sector financiero: Le piden “medidas decisivas” en los créditos con riesgo de impago. Ya sabemos de la delicada situación de la banca helena, que todavía permanece cerrada al público.
- Venta de activos públicos: Novedad del último acuerdo. Europa propone crear un fondo al que Grecia pueda trasferir sus activos privatizables, y que supervisarán de forma constante. En el punto de mira, la red eléctrica el país, que Atenas quiere mantener en su poder.
- Mercado laboral: Los socios demandan cambios severos, que pasen por revisiones de la negociación colectiva, la política industrial y los despidos colectivos.
- Otras reformas: Ya se propuso en su momento, pero ahora se confirma. Grecia tiene intención de eliminar subsidios al diésel que usan los agricultores y reducir el gasto militar, en 100 millones en 2015 y en 200 millones en 2016.
No sabemos si le han salido mal las cosas a Tsipras o ya entraba dentro de sus planes. Mi duda en este punto es si de verdad tuvo sentido revolucionar a todo el país y hacerles creer que tenían la sartén por el mango cuando no ha tenido más remedio que acceder a lo que le pedían. ¿Realmente lo que opinaban los griegos era tan importante para negociar mejores condiciones para un nuevo rescate? Tras leer lo que han pactado, tengo la sensación de que no ha hecho sino alargar, y a peor, una decisión que era de sobra esperada. ¿O todavía alguien esperaba un desenlace distinto?