La inflación anual de China subió inesperadamente en marzo a un 3,6 por ciento, impulsada por los precios de los alimentos. La cifra sorprendió a inversores que habían apostado por una enfriamiento de las presiones sobre los precios para dar a Pekín espacio para aliviar la política monetaria.
Sin embargo, la aceleración de la inflación en marzo no cambiaría la visión de Pekín de que las presiones sobre los precios en China están en retirada y que el apoyo a una economía en desaceleración es la principal prioridad.
Los precios al productor cayeron un 0,3 por ciento interanual, más al 0,2 por ciento esperado por el mercado.
Como se espera que las presiones sobre los precios en la segunda mayor economía del mundo se mantengan contenidas por el resto del año, en parte debido a altas cifras de comparación de hace un año, los analistas afirman que China está en buena posición para cumplir con su meta de inflación de un 4 por ciento en el 2012.