Con frecuencia los miembros de ciertos colectivos o tendencias no salen de su círculo. Esto potencia sobre manera las convicciones del colectivo, rechazando aún más las ideas de otros ideólogos. Lo podríamos denominar “retroalimentación de las autoconvinciones”, que podría ser el título de este simposio de banqueros en Wyoming.
Las últimas declaraciones de J. Powell, después de la reunión del FOMC de finales de julio, fueron laxas, de adaptación. Pasaron dos semanas y se presentó el IPC de julio, con una desaceleración potencialmente frenada por el retroceso del crudo. Y una semana después, las actas del FOMC de julio expresaban la preocupación de mantener tasas altas y provocar recesión. Pasaron otras 2 semanas y el discurso de Powell se dislocó.
Sobrerreacción de los mercados de renta variable -no de renta fija, tampoco de divisas- del viernes 26, por las declaraciones de J. Powell en Wyoming. Mayúscula sobrerreacción, por llamarlo de alguna manera. Los tipos estarán altos hasta que la inflación se modere, nada nuevo. Los mercados dependen de los próximos IPC, tal cual. ¿Alguien se esperaba algo diferente?
S&P 500 tras las declaraciones de J. Powell del viernes 26.
Del mismo modo, las declaraciones de los representantes europeos, en palabras de Isabel Schanabel, Olli Rehn o Francois Villeroy, se transformaron en “el BCE debe de actuar con contundencia ante esta inflación récord”. Y me pregunto si una crisis energética forzada por una guerra se combate con subidas de tipos. Tal vez quieran elevar los tipos para elevar el euro y así no importar tanta inflación. Estas declaraciones o juagadas a 4 bandas se me antojan cuanto menos peligrosas. Me gustaría pensar que, a una economía desacelerada se le quiera frenar más con la semántica que con los hechos. Que el gran peligro que se barrunta sea que nos instalemos en la cabeza el software de estos precios, estos se normalicen, y así no disminuyan.
Han puesto en una balanza el riesgo de, no tocar la política monetaria o la de sí hacerlo, y ha ganado la acción.
Se podría decir que los tipos no van a frenar los precios, si no que la propia coyuntura hará que estos se moderen. Últimamente se habla mucho sobre el gran componente fiscal del problema. Es decir, que no depende de los tipos, sino del freno a los impulsos fiscales.
Powell habló de que los datos históricos enfatizan en el problema de las relajaciones de tipos prematuras. Pero esta escalada de los precios viene por una serie de problemas muy concretos y, en gran parte diferentes, que deberían tender a destaparse.
Me da la sensación de que, a lo chino, han elaborado una base con informes que justifican un endurecimiento monetario que aniquilará a los precios.
No ir en contra de la FED sigue siendo un buen consejo, pero es posible que en 2022 la Institución pulule en el despiste y en la improvisación. Y esto se traslada a los operadores de los mercados -ver viernes 26-.
Esta semana nos remangaremos con las expectativas de los PMIs y con los datos de empleo de EE.UU. -el gran problema de EE.UU. con la inflación-, así como en el promedio de sus horas semanales trabajadas. Evolutio se reafirma en sus convicciones.