Aún no ha estrenado presidencia en Estados Unidos el señor Biden y ya está el dólar cayendo frente al euro, cuyos fundamentales no se sostienen. El euro cotiza por encima de 1,20 dólares por primera vez en dos años. "Las devaluaciones del tipo de cambio tienen mala fama, ya que se considera que la facturación en dólares socava el impulso a las exportaciones de una moneda más débil. Observamos 24 episodios de devaluación desde 1980, cuando las monedas caen más del 20% en términos reales (lhs). El crecimiento de las exportaciones se duplica después de la devaluación (dcha.). "¡Juego limpio, señores! Las devaluaciones competitivas se cepillan a las Bolsas, con menos capacidad de maniobra frente a estas prácticas ¿Otra pandemia?", se pregunta el analista jefe de una gran gestora.
Robin Brooks@RobinBrooksIIF
En 2020, la Fed superó al BCE, con las tasas estadounidenses cayendo más que las tasas de la zona euro (lhs). La reunión de la Fed del 16 de diciembre es un factor de riesgo importante para el BCE, si la extensión del vencimiento de la QE de la Fed empuja a la baja los rendimientos estadounidenses a largo plazo (dcha.). Eso significará aún más presión de apreciación sobre el euro.
Robin Brooks@RobinBrooksIIF
"Años después, se suceden los mensajes, se reiteran las advertencias de los peligros que entrañaría para la economía del mundo la precipitación desordenada de sucesos en los mercados de divisas. La debilidad de la economía global resucita miedos, genera pánico al ver más cerca que nunca la daga del proteccionismo. Los mercados son sordos por naturaleza, máxime, si como ahora sucede, viven un momento eufórico, confiados en que el Gran Hermano seguirá protegiéndolos. Hasta que desaparece la sordera crónica. Todos quieren que la fortaleza de las divisas ajenas (o la debilidad concertada de su propia divisa) mejoren, sin más, la competitividad".
"O sea, un viejo asunto, que con el paso del tiempo se ha mostrado tan insuficiente como peligroso", me dice el analista jefe de un banco extranjero especializado en operaciones carry trade. "Sí, este es un sentimiento global desde hace tiempo, precipitado ahora por la devaluación del dólar, como antes lo hizo la divisa china. Por eso, en mi banco intuimos grandes movimientos en los mercados de divisas, que pueden ocasionar serios disgustos a los especuladores en Bolsas y divisas. La volatilidad cambiaría es el peor enemigo para las Bolsas y commodities", añade.
"Las Bolsas, unas más que otras, no quieren enterarse de que se está librando una Guerra Mundial en las divisas después de las masivas Q3 lanzadas por la Reserva Federal de Estados Unidos y la copia ampliada que de las mismas ha hecho desde hace años Japón. Las Bolsas, digo, no se enteran, porque las devaluaciones del dólar y del yen han provocado el alza inmediata, puro humo, de las cotizaciones bursátiles".
"Pero todos sabemos que una cosa es la realidad económica y otra, la de los mercados, aunque los bancos centrales siguen empeñados en ofrecer al mundo una visión más generosa de las Bolsas para que el miedo no cunda. Usted, como yo, habrá oído con frecuencia en la calle que "es bueno que la Bolsa suba", aunque la Bolsa esté en manos de unos pocos. Los telediarios de los dos últimos días abren con el alza de noviembre, sin analizar las caídas previas. También habrá escuchado en bares y cafeterías decir que "yo no se nada de Bolsa ni de prima de riesgo, pero sé que es bueno para la economía". Pero, infelices todos, la Bolsa dejó hace muchos años de ser termómetro de la economía. La Bolsa es, en la actualidad, una Gran Plaza de Abastos Monetarios o un Gran Casino donde unos y otros buscan fortuna".