Ahora que Mario Draghi baja los tipos, lo hace sin condiciones para la banca. Este pequeño matiz puede provocar un efecto boomerang en su decisión.
El sistema bancario español presenta un cuadro técnico que se puede calificar de "quebrada". De ahí sus continuas necesidades de saneamiento que nunca son suficientes. La morosidad de sus cuentas en el 10%, sus activos depreciandose cada día y no provisionándose y una deuda lejos de sus necesidades reales de apalancamiento.
La banca no está asumiendo sus errores, no está imputando como pérdida en sus balances la morosidad real de sus cuentas no cobradas. Se está dedicando a refinanciar deuda que nunca cobrará en su totalidad y no está dotando las provisiones que debería. Sus cuentas de pérdidas y ganancias no son reales, están maquilladas con artificios contables.
La bajada de tipos facilita aun más la refinanciación de los créditos incobrables en su totalidad. El riesgo crece en el tiempo, se prolonga, sus intereses también, y la deuda pendiente de cobro también.
Sus cuentas no presentan la imagen fiel de su patrimonio y, lo que aún es peor, esta tarea le está llevando demasiado tiempo sin atender las necesidades propias de su origen : facilitar crédito y lineas para generar actividad y crecimiento económico.
Mientras la banca no asuma sus problemas de manera rotunda y el BCE esté alimentando esta conducta por medio de la bajada de tipos, el problema en españa no será coyuntural, acabará siendo sistémico imposible de reconvertirlo sin pasar por la quiebra absoluta de gran cantidad de entidades financieras con el impacto que generaría.
La liquidez en forma de bajada de tipos no llega como tal a las empresas y familias, está siendo absorbida por la banca. De esta manera no sólo no hay solución sino que se acrecienta el problema.