Llegando al fin del año 2013, se puede decir que los inversores que apostaron por el mercado argentino (sea acciones, bonos o dólar blue por poner algunos ejemplos) tienen motivos para sentirse satisfechos. El índice Merval tuvo un retorno cercano al 84,45%, que comparado contra una inflación anual estimada en 25%, es sin lugar a dudas una gran compensación por el riesgo asumido. En el caso de los bonos soberanos, el Boden 15 y el TVPP observaron una ganancia de capital del orden del 40,21% y 58,67% respectivamente, mientras que aquellos que recurrieron al Dólar Blue obtuvieron un rendimiento del 41,75%:
Sin embargo, a pesar que los retornos acumulados hasta la fecha son realmente importantes, este hecho oculta una incipiente preocupación de los inversores. Si se observan los retornos acumulados hasta hace exactamente dos meses (al 22 de Octubre), el panorama resultaba bastante similar al actual, e incluso un poco mejor: el Merval llevaba acumulado un retorno del 98,38%, el Boden 15 un 45,82%, el cupón de PBI TVPP un 63,29% y el Dólar Blue un 47,64%. Esto significa que el mercado se ha estancado y que sus principales variables han perdido la tendencia alcista. De hecho, si tomamos los últimos dos meses del gráfico anterior la imagen habla por sí sola: los retornos de los últimos dos meses han sido levemente negativos y el mercado ha entrado en un impasse.
Ahora bien, la primer pregunta que uno se hace al observar este tipo de comportamientos es ¿por qué los inversores (y el mercado en general) no pueden decidirse o tienen posiciones encontradas respecto de la evolución económica de la Argentina y las empresas argentinas?. En segundo lugar, ¿de qué factores depende esta incertidumbre? Dado que no se puede conocer el pensamiento de cada uno de los inversores, en general se intenta responder el segundo interrogante a partir del cual se infiere la respuesta al primero.
Sea éste el caso, los factores pueden provenir de índoles políticas, sociales o económicas. Sin embargo, en esta nota se propone uno solo: el nivel de reservas internacionales. Una característica común a todas las economías emergentes que no tienen una estructura productiva desarrollada es que la viabilidad de su crecimiento depende en gran medida de la disponibilidad de divisas y, en última instancia, del comercio exterior y de sus ingresos y egresos financieros. El fin de la tendencia alcista en el mercado argentino puede ser entonces un signo de cautela en tanto una porción de los inversores empieza a creer que el drenaje de divisas comienza a ser una complicación para el país y un riesgo de crédito sobre los títulos soberanos y privados.