Parece claro que la Fed no vaya a modificar su política de tipos en esta próxima reunión habida cuenta de que los miembros se mantienen inamovibles en sus posiciones. Mientras que el Presidente de la Reserva de Richmond, Jeffrey Lacker, votará nuevamente a favor de una subida inmediata de tipos, para el resto de miembros del Comité, la misma incertidumbre que justificó el mantenimiento del status quo en la anterior reunión permanece invariable. Es cierto que el mercado ha logrado recuperarse de las últimas caídas y que la cuestión del frenazo al crecimiento global pierde importancia en el ranking de preocupaciones. Pero no es menos cierto que los indicadores adelantados más recientes en Estados Unidos relacionados con la creación de empleo, ventas minoristas y comercio exterior han sido relativamente decepcionantes. En cualquier caso, parece claro que la Fed siempre encontrará un dato a mano sobre el que construir la justificación para la toma de una decisión… o de su contraria.
Así que obviando los datos, lo realmente significativo de esta reunión está en la forma del mensaje, nuevamente en la comunicación y el análisis del lenguaje empleado, tan ambivalente en recientes ocasiones que permiten a toda la audiencia escuchar lo que realmente desea. Y aunque la ambigüedad pueda llegar a ser constructiva y un elemento necesario, por ejemplo en las tareas diplomáticas, un lugar incluso confortable en determinada charla, lo cierto es que cuando hablamos de política monetaria no suele ser bien recibida. Hasta el punto de que la Fed ha contribuido a alimentar cierta confusión mental entre los inversores sin que la economía real o los mercados hayan logrado como contrapartida mejora sustancial de ningún tipo. Y en este estado de las cosas llegamos al punto en el que el contenido de la reunión de la Fed ha pasado a ser irrelevante para centrarnos en una puesta en escena que sin duda es interesante analizar, pero que poco o nada tiene que ver con lo que de verdad importa… Quién sabe, quizás es hora de que las casas de análisis comiencen a incorporar a sus equipos de estrategia a lingüistas, dramaturgos y guonistas de cine. Y vaya por delante que la propuesta es seria.