Este artículo fue escrito en exclusiva para Investing.com
Finalmente recibimos buenas noticias sobre la inflación la semana pasada. La oferta monetaria de M2 se redujo en abril frente a marzo, hasta registrar la tasa de variación móvil a 3 meses más baja desde 2018. Si bien la media móvil de 3 meses se mueve un poco —como dije, ha alcanzado niveles más bajos recientemente en 2018—, sigue siendo una noticia mucho mejor que cuando la cifra alcanzaba el 60% en 2020.
Si sigue observándose un crecimiento monetario del 2%, la inflación acabará desacelerándose una vez que hayamos alcanzado el nivel de precios en el que ya estamos estancados. No en 2022 o 2023, probablemente, pero tal vez algo después. Sin duda, aún es pronto para entusiasmarse con una variación de 3 meses, pero al menos vamos en la dirección correcta.
La Fed comunicaba estos datos semanalmente, hasta principios de 2021. En ese momento, decidieron publicar los datos mensuales, con efecto retardado. No puedo evitar preguntarme si la tasa de crecimiento interanual del 26% en ese momento tuvo algo que ver con la decisión, pero el argumento fue que el crecimiento del dinero no tiene ningún poder de pronóstico, así que ¿por qué seguir poniendo tanto énfasis en ello? Después de todo, no era como si ese tipo de crecimiento monetario fuera a generar inflación, y además la inflación era transitoria, y venia provocada por restricciones de suministro, no por algo tan plebeyo como demasiado dinero persiguiendo muy pocos bienes.
Es decir, ¿quién podía prever que tendríamos inflación? Probablemente deberían dejar de publicar los datos sobre la oferta monetaria en general. Así aprenderán a esos estúpidos monetaristas.
La comediante Lily Tomlin comentó una vez con ironía: "Por muy cínica que sea, no puedo mantener el ritmo".
No puede ser tan fácil como observar el crecimiento de la oferta monetaria, y de hecho, no lo es. La dinámica de la velocidad del dinero es difícil de modelar con precisión —aunque, a pesar de lo que la gente le diga, la velocidad no es un número aleatorio y Milton Friedman nunca dijo que fuera constante.
Pero cuando el crecimiento del dinero es del 27%, no hay que ser muy bueno modelando la velocidad. El resultado es obvio. Aunque no tan obvio para los economistas de primera línea. Sugerencia de sombrero a @MacroAlf por este gráfico de Bloomberg:
Fuente: Bloomberg
El tren venía por la vía, rápido, haciendo sonar su silbato. Los economistas oyeron el silbato pero evidentemente no sabían lo que significaba. Yo diría que "eso va a dejar huella", pero el cínico que hay en mí dice que no aprenderán nada de esta serie de errores colosales.
Dando un paso atrás...
Como apunte, obsérvese en el gráfico anterior que las previsiones siempre convergen finalmente en el 2% o más. La sorprendente falta de imaginación podría ser una condición sine qua non para conseguir un trabajo como economista profesional. El hecho de que las lecturas de la inflación actual se alejen tanto de esos objetivos podría hacer que un pronosticador más humilde se preguntara si la inflación no presenta una reversión media tan automática como dice el modelo.
Pero esa reversión media es una parte muy importante de los modelos macroeconómicos modernos de la inflación; como he señalado anteriormente, eso estaba destinado a ser así debido al sesgo de supervivencia. Desde 1990 hasta 2020, se descartó cualquier modelo económico que no predijera la reversión media de la inflación a un nivel fijo o a un objetivo que se desplaza lentamente. Todo el universo de modelos generalmente aceptados se alimentó de datos procedentes de un periodo de inflación baja y estable, y por tanto sólo sobrevivieron los modelos que predecían ese resultado.
Naturalmente, para utilizar un modelo de reversión media es necesario tener una teoría sobre por qué la inflación debería presentar una reversión media. La respuesta dada fue "expectativas de inflación ancladas". El aplanamiento de las previsiones en el gráfico anterior muestra la influencia de ese supuesta anclaje. Mientras que los economistas de primera línea se muestran tan indiferentes ante el descenso del crecimiento de la oferta monetaria como despreocupados ante su repunte, están positivamente aturdidos por el retroceso de 50-60 puntos básicos de las expectativas de inflación, al menos según loe estimado por los umbrales de rentabilidad de los TIPS. El siguiente gráfico muestra los umbrales de inflación a 5 años calculados por Bloomberg.
Fuente: Bloomberg
Ahora bien, personalmente no creo que las expectativas de inflación importen tanto como la comunidad de economistas de primera línea. Creo que es probable que ese "anclaje" disminuya la volatilidad de la inflación cuando el nivel general es bastante bajo y estable, ya que los vendedores prefieren mantener inalterados los precios en lugar de dirigir hacia ellos la atención moviéndolos todo el tiempo.
¿Pero qué pasa cuando los costes aumentan rápidamente y los clientes tienen un 40% más de efectivo que hace dos años? Creo que las "expectativas" no importan en ese escenario.
Sin embargo, incluso si pensara que las expectativas importan, no me entusiasmaría mucho esta "disminución de las expectativas" por al menos dos razones. En primer lugar, no tenemos una forma adecuada de medir las expectativas. Las encuestas no sirven de mucho para esto porque muchos sesgos cognitivos operan en el ámbito de la inflación —por ejemplo, las expectativas de inflación de la gente están ilógicamente influenciadas por artículos que se adquieren con frecuencia como la gasolina— y las medidas basadas en el mercado, como el umbral de rentabilidad, están contaminadas por los movimientos de la Fed en el mercado de bonos.
En segundo lugar, y en este caso más importante, el descenso de la rentabilidad hasta la fecha se debe casi por completo al fenómeno conocido como la bicicleta financiera. Si piensa que los precios en los próximos cinco años van a subir a un ritmo del 3,5%, y luego durante tres meses suben realmente al 9%, si sus expectativas sobre el nivel de precios futuro no han cambiado, su "umbral de rentabilidad de 4,75 años" será mucho más bajo. Así pues, el examen de los umbrales de rentabilidad es una forma tremendamente mala de examinar las expectativas, cuando los resultados mensuales de la inflación son tan grandes.
De hecho, la disminución de estas "expectativas" no es significativa en absoluto. Llevo años abogando por un contrato de futuros sobre la inflación que nos permita ver y negociar el nivel de precios a futuro para una fecha determinada.
Mi empresa rastrea dónde se negociarían esos contratos de futuros, si existieran, basándose en los niveles actuales del mercado de la inflación. Esta es una forma de ver más allá de la cuestión de la bicicleta financiera. La pregunta a la que responden los futuros es: ¿qué nivel de precios a plazo espero? El siguiente gráfico muestra nuestros cálculos sobre dónde cotizarían los futuros de diciembre de 2025, si hubiera futuros.
Fuente: Enduring Investments
El gráfico ilustra que las expectativas del nivel de precios a plazo fueron aumentando junto con la inflación real experimentada durante varios años. Recientemente, las expectativas del nivel de precios a futuro han dejado de empeorar, pero tampoco están mejorando.
Si las expectativas se estabilizan, lo hacen en un nivel elevado. Visceralmente, eso es lo que me parece escuchar de la gente, pero soy consciente del sesgo de selección (si eres “el chico de la inflación”, más gente se quejará de la inflación). "Optimista" sobre la inflación, en este momento, no es lo mismo que tener unas expectativas de una vuelta al 2%. Optimista es esperar una vuelta al 4%.
Michael Ashton, a veces conocido como “el Chico de la Inflación”, es el director general de Enduring Investments, LLC. Es un pionero en los mercados de la inflación especializado en la defensa de la riqueza contra los asaltos de la inflación económica, de la que habla en su podcast Cents and Sensibility.