La cifra de creación de empleos en Estados Unidos correspondiente a enero quedó bien por debajo de lo esperado, lo cual desencadenó una venta masiva de dólares en casi todos los frentes.
La inesperada mejora en la tasa de desocupación, medida a través de una encuesta de hogares y no conectada directamente con el número de nóminas creada, no alcanzó para sostener a la moneda norteamericana.
Y decimos que cayó en casi todos los frentes, porque, como suele suceder, el yen fue la excepción. La divisa nipona volvió a ceder posiciones, esta vez a 102,55, y se perfila nuevamente con tendencia bajista para las próximas jornadas.
Al margen, el euro ganó terreno durante el viernes, aunque el alcance de su movimiento alcista fue medido, y quedó no tan lejos de su precio al momento de la publicación del dato de empleos.
Algo similar sucedió con la libra esterlina, que presenta en las primeras horas del lunes una tendencia alcista ante el dólar, luego de crecer con fuerza el viernes.
De todas formas, hubo dos monedas que se vieron especialmente potenciadas: el dólar australiano, impulsado, con un crecimiento cuya envergadura es la mayor en varios meses, por datos macro provenientes de China, principal mercado exportador de Australia. Y el dólar canadiense, con una notable mejoría en la cifra de generación de empleos en enero, luego de un diciembre para el olvido. El loonie se había encaminado a su mínimo de varios años el mes pasado, siguiendo precisamente estos datos. Y tuvo el viernes su desquite.
Es para destacar, saliendo del ámbito de las divisas, la recuperación de las acciones líderes en Nueva York. Tanto el índice Dow Jones como el S&P 500 lograron tomar aire luego de varias jornadas de pérdidas. Y los futuros del índice Nikkei 225 cerraron también la semana con buenas ganancias.
La semana que se inicia presenta, pues, a un dólar algo debilitado por los datos conocidos el viernes, en momentos en que muchos se preguntan si la Fed, luego de dos meses consecutivos de datos de empleo débiles, seguirá recortando sus planes de estímulo a la economía.
Aún queda la medición de febrero, antes de la próxima reunión de la Fed. Y hasta ese momento, mucho puede suceder.
Por lo pronto, no parece que las monedas europeas se vean tan fuertes como para sostener una demanda de la mismas en el corto plazo. El euro, si no logra superar la zona de 1,37 pronto, perderá posiciones rápidamente. La moneda única ganó terreno imprevistamente minutos antes de la presentación de Mario Draghi, presidente del BCE, el jueves.
La libra Esterlina, si bien podría seguir los caminos del euro, se ve amparada en cifras sólidas provenientes de Reino Unido, cuya economía salió de su recesión hace poco, y se encamina a dejar atrás la crisis que azotó a la isla desde 2008. Claro que esto implicará, aunque no en un futuro próximo, que el BoE comience también a recortar su plan de compra de bonos, nombre distinto al de los QE de la Fed, pero con idéntico fin.
El yen, en cambio, parece retomar la senda bajista impuesta por el gobierno de Shinzo Abe a principios de 2013, y que puede llevar a Japón a ser el país de mayor crecimiento, entre los líderes, en 2014.
Sin datos importantes durante la sesión del lunes, el mercado ofrecerá movimientos medidos, aunque alcanzarán para buscar buenas oportunidades de negocio de corto plazo.