El plan de estímulo a la economía impulsado por el Banco Central Europeo (BCE), y cuyo comienzo tuvo lugar el lunes, empujó nuevamente al euro a nuevos mínimos de abril de 2003, que acaba de alcanzar en 1,0740 en su cruce con el dólar.
La divisa única luce muy sobre vendida en todas las temporalidades, desde las de muy corto plazo hasta las mensuales, pero por el momento, salvo correcciones puntuales, la baja del euro no ofrece un piso cierto. El próximo soporte de importancia aparece en el firme 1,0690, valor que, en función de los movimientos que muestra el par, podría alcanzar en pocas horas.
Pasará un tiempo hasta que la inyección de euros tenga otro efecto que el de devaluar a la divisa, y se note en una mejora en la economía de la Eurozona. Pero sin dudas, cuando esto suceda, el euro se verá beneficiado.
Como contrapartida, el presidente de la Fed de Dallas, Richard Fischer, habló el lunes y dio lo que puede ser un anticipo de la próxima reunión de política monetaria del FOMC, a cuyo término, el miércoles 18 de marzo, podría haber mayor claridad en cuanto a una fecha de aumento de tipos de interés.
Fischer dijo que la Fed deberá tomar una medida de esta naturaleza más temprano que tarde, y en forma gradual, para evitar que Estados Unidos entre nuevamente en recesión. El mensaje de Fischer puede interpretarse entonces como una pista de como serán dichos aumentos de tipos de interés: probablemente, de a un cuarto de punto porcentual, minimizando los efectos que sobre la economía puedan generar, pero más estirados en el tiempo. De este modo, evitaría una pérdida en la actividad económica, que podría sufrir si llevara, por ejemplo, la tasa desde el actual 0,25 al 1%.
La reacción de los mercados a las palabras del funcionario no se hizo esperar: como queda dicho, el euro se hunde en mínimos cercanos al momento de su entrada en vigencia como moneda de la eurozona, la libra esterlina cerca de mínimos de dos años, el yen pierde su mínimo de casi 8 años, el dólar australiano y peso mexicano en valores que no visitaban desde marzo de 2009, y así el resto de las monedas.
También la onza de oro está sufriendo la embestida del dólar, y solo el petróleo, tan vapuleado en los últimos meses, parece a salvo de una caída: tal vez, se debe a que una recuperación ya sólida de la economía norteamericana esté impulsando una demanda a futuro mayor del mismo, frenando su caída. Claro que lejos está de un nivel de estabilización que vemos por encima de los 60 dólares para los próximos meses.
El yen, que llegó a primera hora a 122,04, recuperó buena parte de su pérdida, aunque no cambia, por supuesto, su sesgo bajista de corto plazo. El Banco de Japón no parece estar muy cómodo con un yen tan bajo, más aún cuando colocó trillones de yenes en el circuito económico, buscando incentivar el consumo y un aumento moderado de la inflación.
Pero como en el caso de Estados Unidos, la baja del petróleo hace caer también los costos internos de Japón, reduciendo la tasa de inflación que ni siquiera se acerca al 1% anual.
Así la situación, los movimientos de las divisas principales se tornan violentos por momentos, con rallíes del dólar cuyo alcance cuesta analizar, y con un techo para la moneda norteamericana que no asoma cercano.